El Champollion es, indudablemente, la sala de cine más famosa del Barrio Latino. Estrenado en 1938, fue declarado monumento histórico en 2000. Gabriel García Márquez, que había sido crítico de cine en El Espectador en Bogotá en 1954 y había estudiado dirección y guión en la Cinecittà de Roma en 1955, iba al Champollion siempre que podía. Como se sabe, Jean-François Champollion fue el descifrador de los jeroglíficos de la Piedra de Rosetta; muchos años después, el último de los Buendías descubriría que el texto que él mismo protagonizaba, la novela Cien años de soledad, fue escrita en sánscrito y descifrada por el gitano Melquíades. Otra de las novelas famosas de la década de los 60 sería Rayuela, del argentino Julio Cortázar, publicada en 1963: versaría sobre un expatriado latinoamericano que deambula por el Barrio Latino en los años cincuenta rodeado de un grupo de amigos bohemios, artistas e intelectuales. El protagonista, Oliveira, un tipo que ya no es joven y carece de objetivos, no tiene trabajo, ni interés alguno en conseguirlo; trata de encontrarse a sí mismo y al mundo; y su inspiración, su musa melancólica, es una joven hermosa, una suerte de hippy avant la lettre conocida como La Maga. En realidad Cortázar no vivió ese romance, pero García Márquez sí lo hizo, con la actriz española Tachia Quintana.
«Mi Gabriel, aquel joven que me ofrecía de regalo crepúsculos y claros de luna en vez de flores, con el que descubrí el acorazado Potemkine y Alexandre Nevsky en el Champo…» (Tachia Quintana de Rosoff, “Mi Gabriel nunca fue Gabo”, Gabo en París. Homenaje 2007. Embajada de Colombia, París, 2007).