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Las huellas de la cultura en español

boulevard de Saint-Michel

7 | Antiguo Café Vachette
boulevard de Saint-Michel 27 | 75002 | París

Lugar donde Darío conoce al poeta simbolista Jean Moréas. Hacia 1900 el Vachette era frecuentado por Catulle Mendès, Huysmans y Verlaine pero sobre todo por Jean Moréas, a quien Darío frecuentó tanto en su primer viaje de 1893 como a su regreso en 1900. Se dice que Moréas llegaba ahí a las ocho de la mañana y no se iba hasta las cinco de la mañana del día siguiente. «Carrillo fue a buscarme. Encontramos al poeta del Pèlerin passioné en un café del barrio, creo que en el Vachette. Estaba a su lado su entonces compañero y ayudante en sus líricas campañas Maurice Duplessis. Y encontré a un Moréas sereno, sonoro, admirable, parlante».
Rubén Darío. Algunas notas sobre Jean Moréas.

«€œSabido es que su apellido no era Moreas, sino Papadiamantopoulos. Quien desee más detalles lea mi libro Los Raros. Me habían dicho que Moréas sabía español. No sabía ni una sola palabra. Ni él, ni Verlaine, aunque anunciaron ambos, en los primeros tiempos de la revista La Plume, que publicarían una traducción de La Vida es Sueño, de Calderón de la Barca. Siendo así como Verlaine solía pronunciar, con marcadísimo acento, estos versos de Góngora: «A batallas de amor campo de plumas»; Moréas, con su gran voz sonora, exclamaba: «No hay mal que por bien no venga»… O bien: en cuanto me veía: «¡Viva don Luis de Góngora y Argote!», y con el mismo tono, cuando divisaba a Carrillo, gritaba: «¡Don Diego Hurtado de Mendoza!». Tanto Verlaine como Moreas eran popularísimos en el Quartier, y andaban siempre rodeados de una corte de jóvenes poetas que, con el Pauvre Lelian, se aumentaban de gentes de la mala bohemia que no tenían que ver con el arte ni con la literatura.

Rubén Darío, La vida de Rubén Darío contada por sí mismo

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