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Las huellas de la cultura en español

El París de Rubén Darío

Paseo por algunos de los lugares de Rubén Darío en  París.

«París es todo»

Entrevista a José Salomé García-Rivera, agregado cultural de la Embajada de Nicaragua en Francia, sobre el París de Rubén Darío.

Cronología

18 de enero de 1867: Nace Félix Rubén García Sarmiento en Metapa (hoy Ciudad Darío), departamento de Matagalpa, Nicaragua. La familia es conocida en el pueblo como los «Daríos» por el nombre del tatarabuelo paterno: don Darío.

1869: Sus padres se separan. Su madre se instala en Honduras. Rubén crece en la ciudad de León, en el hogar de su tía abuela Bernarda Sarmiento y del coronel Félix Ramírez Madregil, a quienes considera sus padres.

1871: Fallece el coronel Ramírez.

1880: Publica sus primeros versos.

1881: Renombre departamental del poeta niño. Viaje a Managua. Romance con Rosario Murillo. Viaja a San Salvador, donde el poeta Francisco Gavidia lo inicia en la lectura de alejandrinos de Victor Hugo.

1884: Regresa a Nicaragua. Trabaja en la secretaría presidencial y luego en la Biblioteca Nacional.

1886: Viaje a Chile. Se instala en Santiago, en donde se incorpora a la redacción del diario La Época.

1887: Trabaja como inspector de la aduana en Valparaíso. Publica Abrojos.

1888: Primera edición de Azul.

1889: Regresa a Nicaragua. Se instala en El Salvador, donde es nombrado director del diario La Unión.

1890: Matrimonio civil con Rafaela Contreras Cañas. Un golpe de estado al día siguiente de su boda imposibilita la ceremonia religiosa. Se ve obligado a huir a Guatemala. Segunda edición de Azul.

1891: Boda religiosa con Rafaela Contreras en Guatemala. La familia Darío Contreras se traslada a Costa Rica, donde colabora para el diario La Prensa Libre. Nace Rubén Darío Contreras.

1892: Viaja a Madrid con motivo de la celebración del cuarto centenario del descubrimiento de América. Conoce a Emilia Pardo Bazán, Jozé Zorrilla Juan Valera, Campoamor y Menéndez Pelayo.

1893: En enero fallece su esposa Rafaela. Por voluntad de ésta, su hijo queda en custodia de Ricardo Trigueros, banquero y concuñado de Rubén. En Marzo regresa a Managua, donde le tienden una trampa matrimonial para restaurar el honor de su antigua novia Rosario Murillo. El plan consiste en emborrachar a Rubén hasta la ignominia para que el hermano de Rosario, a la sazón militar, los sorprenda refocilándose y los lleve a punta de pistola ante un cura que ya tiene la boda lista. El 9 de marzo de 1893 Darío despierta con una resaca terrible y una nueva esposa.
En abril viaja a Panamá, donde es nombrado cónsul de Colombia ante Argentina. Embarazada, Rosario Murillo regresa a Nicaragua para dar a luz a Darío Darío Murillo, que morirá a unos cuantos meses después.
En junio, Darío se embarca con destino a Europa con el dinero que le adelantaron de su nuevo nombramiento consular. En una escala en Nueva York conoce a José Martí. En París conoce a Paul Verlaine, Alejandro Sawa, Enrique Gómez Carrillo, Jean Moréas y Charles Morice y se entrega en cuerpo y alma a la bohemia. Agotados los recursos, se embarca hacia Buenos Aires.

1895: Supresión del consulado colombiano de Buenos Aires. Se ve obligado a sobrevivir de sus colaboraciones para el diario La Nación, del que será colaborador por el resto de sus días.

1896: Publica Los Raros y Prosas Profanas. Frecuenta a Federico Gamboa, Rafael Obligado y Leopoldo Lugones.

1899: La Nación lo nombra corresponsal en Europa para cubrir la guerra entre España y Estados Unidos. En España, frecuenta a Benavente, Juan Ramón Jiménez y Manuel Machado. También conoce a Francisca Sánchez del Pozo, una joven campesina natural de Navalsauz (Ávila). Se enamora de ella. La embaraza. Le enseña a leer. Recibe la orden de La Nación para cubrir Exposición Universal.

1900: Se instala en París. Establece amistad con Justo Sierra, y Amado Nervo. Viaja a Italia, donde conoce al papa León XIII y a Vargas Vila. En Madrid nace su hija Carmen Darío Sánchez, que morirá de viruela al año siguiente.

1901: Publica dos libros de crónicas: España contemporánea y Peregrinaciones así como la segunda edición del poemario Prosas profanas. En enero, Francisca viaja a París para reunirse con Rubén.

1902: Publica La caravana pasa, libro de crónicas. Conoce a Antonio Machado.

1903: Es nombrado cónsul de Nicaragua en París. Nace su segundo hijo con Francisca: Rubén Darío Sánchez, alias Phocás el campesino, que morirá al año siguiente.

1905: Con la ayuda editorial de Juan Ramón Jiménez, publica en Madrid Cantos de vida y esperanza.

1907: Se entrevista en Brest con Rosario Murillo. Ella exige reconciliación. Él exige divorcio. En París nace el segundo Rubén Darío Sánchez, alias Güicho. Justo después, Darío viaja a Nicaragua para intentar divorciarse. El congreso nicaragüense aprueba una reforma a la ley de divorcio, denominada «Ley Darío». La clase política se divide en dos bandos: los «rubenistas» y los «rosaristas». Los esfuerzos de Darío son vanos y Rosario se las arregla para evitar el divorcio e impedir que Rubén se case otra vez.

1908: Es nombrado embajador de Nicaragua en España en circunstancias económicas difíciles. Comparece ante el rey Alfonso XIII para la presentación de credenciales con un atuendo prestado por el embajador de Colombia.

1910: En agosto aborda en Saint-Nazaire el vapor La Champagne con destino al puerto de Veracruz para representar al gobierno nicaragüense en la celebración del centenario de la independencia de México. Durante el viaje el gobierno que representa es derrocado. El dictador mexicano Porfirio Díaz le cierra el paso a la capital y Darío debe regresar a La Habana. Su ausencia en las fiestas provoca agitación estudiantil en la Ciudad de México.

1911: De regreso en París, asume la dirección de la revista Mundial Magazine. Sus dificultades económicas se recrudecen.

1912: Los hermanos Guido, dueños de Mundial Magazine, le organizan una gira propagandística por España y América. A su paso es copiosamente homenajeado. Para ganarse unos centavos, escribe La vida de Rubén Darío escrita por el mismo e Historia de mis libros. Su salud se deteriora. Interrumpe la gira y regresa a París.

1913: Viaje a Mallorca. Lucha contra el alcohol. Periodo místico.

1914: Últimos meses en París. En Barcelona se embarca hacia América con el pretexto de una gira pacifista, dejando a Francisca y a Güicho en la miseria. En Nueva York se enferma de pulmonía. Su aspecto es tan lastimoso que el poeta y mendigo colombiano Juan Arana Torrol le presta ayuda pidiendo limosna para él.

1915: Conferencia en la universidad de Columbia. Viaja a Guatemala, invitado por el dictador Manuel Estrada Cabrera. Ahí lo recoge Rosario Murillo en lamentable estado de salud y se lo lleva a Managua, en donde celebran navidad junto con su hermano, el general Andrés Murillo.

1916: Regresa a León, la ciudad de su infancia. Sufre varias intervenciones quirúrgicas. Recibe los santos óleos y redacta un testamento en donde nombra heredero universal a su hijo Güicho. Fallece el 6 de febrero.

Darío en París

En 1913, tres años antes de morir, Rubén Darío escribe una crónica intitulada «Hombres y pájaros» para Mundial Magazine, revista que él mismo dirigía. En ella describe a París como un vasto cuerpo: la cabeza está en la Sorbona, el vientre y los órganos sexuales en los Grandes Bulevares (donde se come bien y se peca mejor) y los miembros en los industriosos barrios de los suburbios. Para entonces, París es un cuerpo plenamente poseído por Darío: hace trece años que más o menos vive en París, y el más o menos hace aquí referencia ya a los apuros económicos, ya a la compulsión nómada de este «hombre de todos los países cuya patria no era de este mundo» (Unamuno) que por hallarse en viaje permanente no poseyó nunca biblioteca alguna, exceptuando las públicas, las de los amigos y por supuesto esa que traía consigo en la Sorbona de su cabeza, conformada por un sinnúmero de lecturas en donde Darío halló los materiales imaginarios para construirse un paraíso prometido en donde lo apolíneo (Atenas) y lo dionisiaco (Versalles) se reconcilian y reúnen en un París ideal:

Yo soñaba con París desde niño, a punto de que cuando hacía mis oraciones rogaba a Dios que no me dejase morir sin conocer París. París era para mí como un paraíso en donde se respirase la esencia de la felicidad sobre la tierra. Era la Ciudad del Arte, de la Belleza y de la Gloria; y, sobre todo, era la capital del amor, el reino del Ensueño.
La Vida de Darío escrita por él mismo

Este primer París es un animal intelectual sordomudo, constituido en una lengua que Darío lee pero todavía no habla. Antes de que el poeta viaje a la ciudad, la ciudad viaja dentro del poeta siguiendo la trayectoria anatómica de la lengua francesa en su cabeza: de los ojos al cerebro, del cerebro a la boca, de la boca a la realidad. En 1880, cuando aún calca versos de Victor Hugo al español en la Biblioteca Nacional de Managua, Darío ya lee el francés pero no lo habla. En 1893, fecha de su primer viaje a París, Rubén corre a conocer a Verlaine y le «murmura» en mal francés toda la devoción. Volverá a París en 1900, cuando La Nación lo envíe a cubrir la Exposición Universal y ya no se irá más o menos nunca, poseyendo lengua y ciudad al fin.

Las alusiones a París son abundantes en la obra de Darío. Al París idealizado, fuente de una infinidad de tropos mitológicos, sigue un París encarnado, anclado sin duda en la experiencia del viaje de 1893 y particularmente visible en los poemas de más alta carga erótica de Prosas Profanas (1896). Una vez instalado en este «París que aspira a ser el cerebro del mundo porque es su corazón», Darío le dedicará una gran cantidad de crónicas que publicará primero en La Nación y después en Mundial Magazine. El Darío cronista es temáticamente omnívoro: le interesan por igual el último romance monárquico centroeuropeo, la revuelta estudiantil de turno, los señores que alimentan palomas en el Jardín de Luxemburgo, las pinturas del Salón de los Independientes o la carrera automóvilística París-Madrid.

Dice Julio Ortega, con respecto a la llegada de Darío a la Gare de Saint-Lazare, que ni los provincianos de Balzac tenían tan altas expectativas puestas en París. Tras la idealización, la encarnación y la crónica, el último tiempo de París en la obra de Darío es el de las ilusiones perdidas. El «París inconquistable de la Exposición Universal de 1900 ha dado lugar al centro de la neurosis, ombligo de la locura, foco de todo surmenage» (Canto Errante, 1907) de cuyas garras de hechizo es difícil huir.

El Rubén Darío que dice adiós a París en 1914 es un hombre de 47 años, enfermo, sin un centavo, aquejado por el alcoholismo, pertinazmente parecido al Verlaine que conoció en su juvenud y que ahora se embarca en el transatlántico peregrinaje de irse a morir en su tierra natal. Pero sobre todo es un hombre que con un racimo de versos revolucionó métrica y lírica en su lengua, sacando a la poesía hispanoamericana de la larga resaca del Siglo de Oro. Y tanto en sus esplendores como en sus miserias, París fue el foco de la balzaciana parábola que trazó su vida.

Bibliografía

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Bonafoux, Luis. Bombos y palos. Semblanzas y caricaturas. Paris: Librería. Ollendorfd, 1907.

Contreras, Francisco. Rubén Darío: Su vida y su obra, Santiago de Chile, Ediciones Ercilla, 1937.

Darío, Rubén. La vida de Rubén Darío escrita por él mismo, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1991.

Darío, Rubén. Obras completas. Madrid, Mundo Latino, 1917.

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Gibson, Ian. Yo, Rubén Darío. Memorias póstumas de un rey de la poesía. Madrid, Aguilar, 2002.

Jirón Terán, José y Arellano, Jorge Eduardo, Cartas desconocidas de Rubén Darío, 1882-1916, Colección Cultural de Centro América, Fundación VIDA, 2002.

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Nervo, Amado. «Bullier». Revista Moderna, t. V., núm. 16, 2.ª quincena de agosto de 1902, pp. 242-243.

Ortega, Julio. Rubén Darío. Barcelona, Editorial Omega, 2003.

Rochegude, Marquis de. Promenades dans toutes les rues de Paris. París. Librairie Hachette et Cie., 1910.

Schmigalle, Günter. «Rubén Darío y algunos poetas franceses de su tiempo: Verlaine, Moréas, Villiers de l’Isle-Adam». Anuario de Estudios Atlánticos, num. 57, 2011, pp. 563-599. Palmas de Gran Canaria, Patronato de la Casa Colón, 2011.

Torres, Edelberto. La dramática vida de Rubén Darío. México, Grijalbo, 1966.

Vargas Vila, José María. Rubén Darío, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1994.

Inicio:
La Closerie des Lilas
Fin:
Antiguo Café Cyrano
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Rubén Darío

«París era para mí como un paraíso (…) la esencia de la felicidad»

Escritor (1867-1916)

Rubén Darío soñaba desde niño, e incluso «rezaba», con conocer París. «París era para mí como un paraíso en donde se respirase la esencia de la felicidad sobre la tierra. Era la Ciudad del Arte, de la Belleza y de la Gloria; y, sobre todo, era la capital del amor, el reino del Ensueño», dijo. Darío vivió, escribió y trabajó como diplomático y editor en su ciudad soñada, marcado por la literatura francesa.

Autor de ruta: Jorge Harmodio

El París de Rubén Darío

«París es todo»


Rubén Darío en París

Rubén Darío

La Closerie des Lilas

Lugar # 1 | bd Montparnasse 171 | 75006 | París

Rubén Darío frecuentó la Cloresie de Lilas donde conoció a escritores franceses como Paul Fort, Ernest Raynaud, Paterne Berrichon y a algunos jóvenes.

Bal Bullier

Lugar # 2 | Avenue Georges Bernanos 31 | 75005 | París

Darío acudía con Amado Nervo a este baile popular, templo nocturno mencionado en una de sus crónicas parisinas.

Residencia de Rubén Darío (1909-12)

Lugar # 3 | rue Herschel 4 | 75005 | París

Un placa conmemorativa en la fachada de este edificio recuerda que Rubén Darío vivió aquí entre 1909 y 1912.

Jardín de Luxemburgo

Lugar # 4 | rue Auguste Compte 2 | 75006 | París

La fuente de los enamorados del Jardín de Luxemburgo resume toda la poesía de Darío en opinión del experto José Salomé García Rivera.

Tercera residencia de Darío

Lugar # 5 | Rue Corneille 3 | 75006 | París

Aquí nació Rubén Darío Sánchez, Güicho, el único sobreviviente de sus tres hijos, concebido con la española Francisca Sánchez del Pozo.

Antiguo Café D'Harcourt

Lugar # 6 | boulevard Saint-Michel 47 | 75005 | París

En este lugar se produjo el ansiado encuentro de Darío con Verlaine, su poeta más admirado, en 1893.

Antiguo Café Vachette

Lugar # 7 | boulevard de Saint-Michel 27 | 75002 | París

Lugar donde Darío conoce al poeta simbolista Jean Moréas, a quien frecuentó durante su primer viaje a París en 1893 como a su regreso en 1900.

Antiguo Restaurante Larue

Lugar # 8 | place de la Madeleine 3 | 75008 | París

En 1893, durante su primera visita a París, Darío solía comer a diario en este desaparecido restaurante.

Revista Mundial Magazine

Lugar # 9 | Boulevard des Capucines 24 | 75009 | París

Darío fue director literario de la revista Mundial Magazine editada, en español, en París, de 1911 a 1914.

Antiguo Café Napolitain

Lugar # 10 | boulevard des Capucines, 1 | 75002 | París

Rubén Darío menciona este café frecuentado por Catulle Mendès en La vida de Rubén Darío contada por sí mismo.

Bar Calisaya

Lugar # 11 | boulevard des Italiens 27 | 75009 | París

En este desparecido café, convertido hoy en pizzería, Darío conoce al escritor Oscar Wilde.

Segunda residencia de Darío

Lugar # 12 | rue de Marivaux 3 | 75002 | París

En esta casa de la calle des Marivaux residió Rubén Darío en el año 1906.

Antiguo Consulado de Nicaragua

Lugar # 13 | rue de Richelieu 97 | 75002 | París

En 1903, Rubén Darío fue nombrado Cónsul de Nicaragua en París e instala su consulado en la escalera C del Pasaje des Princes.

Antiguo Grand Hôtel

Lugar # 14 | rue Notre-Dame des Victoires 17 | 75002 | París

Hotel donde se hospeda Darío durante su primer viaje a París en 1893. Allí escribe los poemas «El faisán» y «Era un hombre suave» (Prosas profanas).

Restaurant Au Filet de Sole

Lugar # 15 | rue du Faubourg Montmartre 15 | 75009 | París

Darío solía cenar en este desaparecido restaurante con Eulogio Horta, Leopoldo Lugones y Manuel Ugarte cuando vivía en Montmartre.

Antigua residencia de Rubén Darío (1902)

Lugar # 16 | rue du Faubourg Montmartre 29 | 75009 | París

En 1900, Darío llega a París a cubrir la Exposición Universal y se hospeda en esta casa del escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, casa que después se quedará y compartirá con Amado Nervo.

Estación de Saint-Lazare

Lugar # 17 | rue d'Amsterdam 13 | 75008 | París

Lugar donde un joven Rubén Darío (26 años) realiza en 1893 su sueño de conocer París.

Antiguo Café Cyrano

Lugar # 18 | bd Clichy 82 | 75018 | París

La primera noche de regreso a París, en 1900, Darío celebra el reencuentro con su amigo Gómez Carrillo en este desaparecido café, punto de reunión de los surrealistas.

Square de l'Amérique Latine

Fuera de ruta A | Place de la Porte-de-Champerret 8 | 75017 | París

En este jardín parisino de latinoamericanos ilustres fue colocado un busto de Rubén Darío.

La anécdota

En 1893, al llegar por primera vez a París, a la estación de ferrocarril de Saint-Lazare, Darío cree «hollar suelo sagrado».

Dice Julio Ortega que ni los provincianos de Balzac tenían tan altas expectativas al llegar a la capital francesa.

Yo soñaba con París desde niño, a punto de que cuando hacía mis oraciones rogaba a Dios que no me dejase morir sin conocer París. París era para mí como un paraíso en donde se respirase la esencia de la felicidad sobre la tierra. Era la Ciudad del Arte, de la Belleza y de la Gloria; y, sobre todo, era la capital del amor, el reino del Ensueño. E iba yo a conocer París, a realizar la mayor ansia de mi vida. Y cuando en la estación de Saint Lazare, pisé tierra parisiense, creí hollar suelo sagrado.

La sugerencia

A causa de sus problemas económicos Darío cambió de vivienda frecuentemente y de orilla del Sena continuamente.

Se recomienda visitar el número 4 de la rue Herschel, en el quinto distrito de París, en donde una placa recuerda que Darío residió en ese edificio entre 1909 y 1912.

También el vecino Jardín de Luxemburgo, ubicado a escasos metros de esa residencia de Darío de principios del siglo XX, en donde numerosos expertos en su figura se lo imaginan paseando.

La fuente de los enamorados del Jardín de Luxemburgo resume toda la poesía de Darío. Resume la esencia misma de su poesía, su aporte, que un Virgilio, que un Dante han hecho a su poesía. Esa búsqueda en la antigüedad para crear una novedad en ese París que le encanta. Qué mejor que llegar a la fuente de los enamorados y describir de una manera lírica y simbolista la escena que está contemplando, ese gigante que de celos observa a esa pareja de enamorados (José Salomé García Rivera en entrevista con Rutas Cervantes)