Lugar donde un joven Rubén Darío (26 años) realiza en 1893 su sueño de conocer París. Al llegar a la estación, Darío cree «hollar suelo sagrado». Dice Julio Ortega que ni los provincianos de Balzac tenían tan altas expectativas al llegar a París.
«Yo soñaba con París desde niño, a punto de que cuando hacía mis oraciones rogaba a Dios que no me dejase morir sin conocer París. París era para mí como un paraíso en donde se respirase la esencia de la felicidad sobre la tierra. Era la Ciudad del Arte, de la Belleza y de la Gloria; y, sobre todo, era la capital del amor, el reino del Ensueño. E iba yo a conocer París, a realizar la mayor ansia de mi vida. Y cuando en la estación de Saint Lazare, pisé tierra parisiense, creí hollar suelo sagrado».
Rubén Darío, La vida de Rubén Darío escrita por él mismo