
El 9 de marzo de 1796 tuvo lugar en este antiguo emplazamiento de la Alcaldía la boda de Napoleón y Josephine, a la que asistió Teresa Cabarrús y en la que fue testigo Tallien. Pero la española le recordaba el pasado libertino de Josephine, así que, cuando Napoleón se coronó, apartó a Teresa de la Corte.
Un día Napoleón encuentra a Teresa en una fiesta y cuando ella le solicita poder entrar en la Corte recibe una seca respuesta: «Reflexionad, Teresa, debo dar ejemplo de moralidad. Recibiros sería dar el beneplácito a una época que ya ha muerto en la historia de Francia».
(Historia de las historias de amor, de Carles Fisas)