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Las huellas de la cultura en español

Españoles en la Revolución

Paseo desde la Plaza de la Bastilla a la Plaza de la Concordia de París por algunos de los puntos más emblemáticos de la Ruta Cervantes «Españoles en la Revolución Francesa»

Entrevista a José Manuel Fajardo

Paseo con el escritor español José Manuel Fajardo, autor de La epopeya de los locos. Españoles en la Revolución Francesa, por el París revolucionario en el que un grupo de españoles participó en los momentos claves de unos hechos históricos que cambiaron la mentalidad y el mapa de Europa.

Cronología

1778: Después de haber formado como militar en Francia y haber servido al rey de España, el aristócrata andaluz Andrés María de Guzmán fija su residencia en París.

1780: El reformista condenado por la Inquisición, Pablo Antonio de Olavide, parte hacia el exilio, rumbo a Perpignan.

1788: A los quince años de edad, Teresa Cabarrús, hija del ministro de finanzas del Rey de España, se casa con Jean Jacques Devin de Fontenay, consejero del Parlamento de París.

1789: Estalla la Revolución Francesa con la toma de la Bastilla. En el verano coinciden en Madrid el poeta José Marchena y el oficial reformista Miguel Rubín de Celis, quien parte al exilio ese mismo mes de septiembre.

1790: El gobierno del conde de Floridablanca prohibe la circulación en España de símbolos, libros y folletos que hablen de la revolución de Francia.
Coinciden en Madrid el poeta José Marchena, el oficial Miguel Rubín de Celis, el profesor Vicente María Santiváñez, el matemático y marino José María de Lanz, el comerciante Juan Antonio Carrese y el joven diplomático José Manuel de Hevia. La mayoría de ellos tiene problemas con la Inquisición.
Acosado por la Inquisición, el financiero y padre de la joven Teresa, Francisco Cabarrús, es encarcelado en el castillo de Batres.
El liberal Andrés María de Santa Cruz abandona Londres, donde trabajaba como instructor de los hijos de un noble alemán, y se instala en el París revolucionario.

1791: Hevia es destinado a la embajada de España en París y Lanz fija también su residencia en París.

1792: José Marchena de exilia en Bayonne, donde reencuentra a Rubín de Celis. A ellos se unen Carrese y el joven Hevia, que abandona la embajada de París. Fundan el Comité de Propaganda encargado de difundir las ideas revolucionarias en España.
En Bayonne está también Santiváñez, pero la división política en las filas de la Revolución francesa divide también a los exiliados españoles. Mientras Santiváñez está del lado de los jacobinos de Robespierre, Marchena, Hevia y Carrese se inclinan por el bando de los girondinos de Brissot.

1793: El 21 de enero es ejecutado en París el rey de Francia, Louis XVI.
La monarquía española declara la guerra al gobierno revolucionario francés
En marzo, Marchena, Carrese y Hevia van a Paris para discutir con el ministro girondino de asuntos extranjeros la política de propaganda revolucionaria hacia España. En París frecuentan el café Corrazza, del que son habituales el líder revolucionario Danton y Andrés María de Guzmán.
En abril, Teresa Cabarrús y su esposo se trasladan a Burdeos, donde se divorcian y él parte hacia América.
Rubín de Celis y Martínez de Ballesteros crean y adiestran en Bayonne un destacamento de desertores españoles para luchar contra el ejército del rey de España.
La noche del 31 de mayo, Andrés María de Guzmán participa en la insurrección que acabará con los girondinos y llevará al poder a Robespierre. Empieza el Terror.
En octubre, Marchena es detenido y encarcelado en la prisión de la Conciergerie de París. Ese mismo día es guillotinada la reina María Antonieta. Brissot y el resto de los líderes girondinos son guillotinados también. Hevia es colocado en arresto domiciliario.
En diciembre, Teresa Cabarrús es encarcelada en Burdeos. El representante jacobino en la ciudad, Jean-Lambert Tallien, que había sido secretario de uno de los amantes de la española, la visita en la cárcel y la libera, convirtiéndola en su amante.
Se declara el culto a Razón, como nueva religión. Será el germen de movimientos religiosos como el de los teofilántropos, en el que se encuadrará Andrés María de Santa Cruz.

1794: En febrero, Robespierre ataca a la extrema izquierda revolucionaria. La mayoría de los asiduos del café Corrazza va a parar a prisión.
Teresa es encarcelada en la prisión de La Force, en un intento de Robespierre de apartarla de Tallien, sobre quien sospecha que la española ejerce una influencia contrarrevolucionaria. En la cárcel, Teresa conoce a Josephine de Beauharnais, la futura esposa de Napoleón.
Danton cae en desgracia y es guillotinado en abril. Junto a él es ejecutado también su amigo Andrés María de Guzmán.
A pesar de su pasado reformista y anti-inquisitorial, Pablo Antonio de Olavide es encarcelado por las autoridades revolucionarias. Esa experiencia cambiará su pensamiento político, que se hará conservador. De igual modo, Hevia escribe a las autoridades españolas arrepintiéndose de su pasado revolucionario.
El 27 de julio, Tallien encabeza el golpe de estado contra Robespierre, quien es guillotinado. Tallien libera a Teresa por segunda vez y se casa con ella en diciembre. Tallien es uno de los hombres fuertes del nuevo régimen.
Marchena también es puesto en libertad.

1795: La casa de Teresa y Tallien se convierte en uno de focos de poder la nueva Francia post-revolucionaria. La española, famosa por su belleza y su vida licenciosa, representa junto a Josephine de Beauharnais el retorno del lujo y la aristocracia.
La guerra entre España y Francia (prólogo de la Guerra de Independencia de 1808 contra las tropas napoleónicas) termina con la derrota de las tropas españolas, pero las ideas de la revolución nunca llegarán a triunfar en España.

Españoles en el París de la Revolución

La Revolución Francesa (1789-1795) cambió el mapa político y la mentalidad europea. Fue un foco de atracción para hombres y mujeres de muchos otros países que acudieron a París para nutrirse de ideas que poder aplicar en sus propias naciones y, a la vez, para participar en el nacimiento de una nueva era.

Entre quienes participaron en la Revolución hubo un nutrido grupo de españoles. Personajes históricos de vidas fascinantes y a la vez oscuras, como las de todos los derrotados. Sólo a finales del siglo XIX y gracias a un historiador que, paradójicamente, detestaba todo lo que ellos representaron, Marcelino Menéndez y Pelayo, empezó a recuperarse su memoria. Aún así, siguen siendo habitantes de las notas de pie de página de los libros de Historia.

Algunos alcanzaron una cierta notoriedad en su época, como Pablo Antonio de Olavide, Teresa Cabarrús, Andrés María de Guzmán o José Marchena, pero hoy son desconocidos para el gran público. Sin embargo, la Historia no la hacen sólo los Grandes Hombres. Son necesarios mil pequeños actos para que en las fechas señaladas alguien decapite a un rey, alguien proclame la independencia de una nación, alguien descubra un Nuevo Mundo. Estos otros hechos, banales o secundarios en apariencia, protagonizados por hombres de poca fama, apenas dejan las brasas de un recuerdo. Pero, al soplar sobre ellos el viento de la memoria, a veces se reavivan y nos devuelven el calor del tiempo ido como un aliento cercano y terrible.

En la toma del poder por Robespierre y en su caída. En los debates del club de los cordeliers y en la carreta que llevó a su líder, Danton, a la guillotina. En la lucha de facciones entre jacobinos y girondinos. En los cafés y en las barricadas. En los teatros y en las iglesias. En todos los lugares y momentos claves del proceso revolucionario francés, participaron españoles. Y siguiendo los pasos de estos españoles del siglo XVIII, podemos acercarnos a la época de la Revolución y sentir el pálpito de las pasiones, la luz de las ideas, el miedo de la violencia que presidieron aquellos años que transformaron el mundo. Los años en que, en medio de la guerra y el terror, nacieron los derechos del hombre y del ciudadano y se pusieron las semillas de la moderna democracia.

Estos españoles son parte de la historia de la ciudad de París y en sus calles, veladamente, nos aguarda su memoria.

Las huellas de la otra España

Es un clásico en el pensamiento moderno español hablar de «las dos Españas». Y la verdad es que, a lo largo de los siglos, una de esas «dos Españas» que han de helarnos el corazón, como cantaba Antonio Machado, ha enviado al exilio a generaciones de españoles: desde la expulsión de los judíos en 1492 hasta el exilio de los republicanos, tras la guerra civil, pasando por la expulsión de los moriscos en 1609 y los sucesivos exilios de reformistas y liberales en los siglos XVII y XIX.

En 1789, el estallido de la Revolución francesa provocó una oleada de represión en la España de entonces —todavía dominada por la presencia de la Inquisición—, para prevenir la influencia revolucionaria, que obligó a muchos de los jóvenes intelectuales de la época a buscar en París, una vez más, la libertad que no hallaban en su patria.

Bien se puede decir que esa «otra España», crecida en el exilio, siempre soñando con la libertad, ha tenido muchas veces su domicilio en Francia. Un país que para los españoles de ideas progresistas ha representado una especie de segunda patria. En él se instalaron muchos de los criptojudíos (los llamados «marranos») que escaparon de los tribunales inquisitoriales en los siglos XVI y XVII. En él buscaron refugio los españoles que soñaban con hacer llegar a España las nuevas ideas de la Revolución Francesa.

Por razones de pura táctica política, muchos se instalaron en el sur, cerca de la frontera, en la ciudad de Bayonne. Desde allí hicieron entrar clandestinamente en España panfletos y libros que agitaban las conciencias y que animaron a otros (como el círculo de conspiradores de Joan Picornell, en Madrid en 1795) a intentar alzar al pueblo contra el despotismo. Un esfuerzo vano, pues los conspiradores madrileños acabaron en las prisiones de las colonias americanas.

Pero es en la ciudad de París, corazón de la Revolución y estandarte de la Francia moderna, donde se pueden seguir mejor las huellas de estos españoles. En el café Corrazza, en las arcadas del Palais Royal. En la iglesia de Saint-Eustache, junto a Les Halles. En la rue Saint-Honoré. En la catedral de Nôtre-Dame. En la antigua prisión de La Conciergerie, con sus imponentes torres cilíndricas. Por todos esos escenarios pasaron y esta ruta virtual trata de alumbrar las huellas que dejaron en ellos.

Las huellas de unas vidas cuyo sólo enunciado parece una novela. Teresa Cabarrús, la bellísima hija de un ministro de España, amante de un líder revolucionario, causante de la caída de Robespierre, reina de las fiestas del París post-revolucionario, amiga de la emperatriz Josephine, amante sucesiva de políticos, banqueros y príncipes, que terminó su vida, gorda y madre de una numerosa prole, en un castillo de Bélgica. José Marchena, poeta andaluz que engañó a eruditos de toda Europa componiendo en latín un falso texto de Petronio, agitador político, ateo militante, amante feo y apasionado, condenado a muerte y salvado de milagro, detestado por uno y adorado por otros, funcionario del ejército napoleónico en la invasión de España.

Juan Antonio Carrese, comerciante y espía, cuyas huellas se pierden en el tráfico de armas entre Londres y España. Andrés María de Guzmán, aristócrata y militar andaluz nacionalizado francés, juerguista empedernido, amigo de Danton, capitán de la partida de hombres que hizo sonar las campanas de Nôtre-Dame para que el pueblo se alzara en armas y llevara a Robespierre al poder, y que acabó siendo guillotinado por el mismo hombre al que había alzado. Andrés María de Santa Cruz, soñador loco y pobre que abrazó la nueva religión racionalista de la teofilantropía y malvivió en el París revolucionario, para terminar muriendo aún más pobre y más solo que nuca después de ver sus sueños hechos añicos.

Unas vidas exageradas, tremendas… y olvidadas, cuyos pasos merece la pena seguir, siquiera sea como homenaje a esa «otra España» que, con sus grandezas y sus miserias, forma parte esencial de lo que somos.

Itinerario

Nuestra ruta sugiere un itinerario que recomendamos teniendo en cuenta la geografía de París y tras haber realizado a pie el recorrido, pero la ruta puede ser realizada partiendo de distintos puntos y siguiendo diversos caminos, y por distintos medios, de acuerdo a la planificación, el interés o el tiempo del que se disponga o que se le quiera consagrar.

La Plaza de la Bastilla es uno de los principales lugares de la capital francesa. Ubicada al Este de París y reconocible fácilmente por la Ópera moderna y el obelisco central conmemorativo que la corona. Accesible por metro desde tres distintas líneas, entre ellas la línea uno, así como desde varias avenidas.

Desde aquí se recomienda comenzar el recorrido de 12 lugares que discurre en sentido Este a Oeste. Se sugiere el uso de un buen callejero porque aunque los puntos no distan mucho entre sí, se expanden por antiguas calles y zonas como el Marais, plagadas de pequeñas callejuelas difíciles de diferenciar.

Después de visitar la plaza de la Bastilla, en cuyo subsuelo, en el metro, se puede observar vestigios de la antigua prisión que fue tomada al inicio de la Revolución y cuya silueta está marcada con adoquines en una esquina de la plaza, el siguiente punto es la plaza del Mercado de Saint-Catherine, que se sitúa a sólo trescientos metros. La manera más sencilla de llegar es tomar la rue Saint-Antoine y girar a la derecha por la rue Caron desde la que desembocamos en la plaza, en la que antiguamente se ubicaba el templo de los Teofilántropos, del cual hoy en día sólo queda la planta sobre la que se edificaba.

Para el siguiente punto de la ruta, la antigua prisión de la Force, actual Biblioteca histórica de París, lo mejor es volver sobre nuestros pasos y retomar la rue Saint-Antoine por la calle Caron. Siguiendo la calle Saint-Antoine sólo dos calles más a la derecha, tomando la rue Malher, se llega al muro de la biblioteca y antigua prisión, en la rue Pavée, en cuyo número 24 se encuentra la entrada.

Desde allí es preciso dirigirse hacia el río y tomar rumbo hacia la isla Saint-Louis o seguir por la calle Rivoli para cruzar desde el puente del Ayuntamiento de París a la isla en la que se encuentra la catedral de Notre Dame y la antigua prisión de la Conciergerie. Desde la Conciergerie se debe cruzar de nuevo el puente que lleva a la orilla derecha y poner dirección al norte, hacia la zona de Les Halles, en donde se encuentra la catedral de Saint-Eustache y la última casa de uno de los protagonistas de la ruta, José Marchena, distantes en unos pocos metros.

Desde estos dos lugares vecinos para alcanzar los siguientes puntos hay que tomar rumbo hacia el museo del Louvre. De camino, en la rue Saint-Honoré, se halla la iglesia protestante de L’Oratoire, el único vestigio de la zona en la que se encontraba una calle hoy en día desaparecida en uno de cuyos hoteles se instalaron varios de los españoles que llegaron a París para participar en la Revolución.

Caminando desde allí, apenas doscientos metros, en dirección al Louvre y, más en concreto, a la Plaza del Palais Royal, se acceden a los jardines del mismo nombre, en cuyos soportales se ubica el antiguo café Corrazza, lugar de reunión de los revolucionarios.

Saliendo de los jardines por el teatro de la Comedie Française se accede a la rue de Rohan, que se identifica por la galería del Louvre del mismo nombre así como por el hotel del Louvre que se ubica en este pequeño tramo.

De allí, en dirección hacia la Ópera Garnier, que se percibe al fondo de la avenida de la Opera, y siguiendo a esta, se puede llegar al edificio que albergaba la antigua alcaldía del segundo distrito de la ciudad en la que se celebró la boda de Napoleón Bonaparte con Joséphine de Beauharnais.

Para alcanzarla se recomienda tomar la calle Danielle Casanova, a la izquierda desde la Avenida de la Opera, y luego la calle D’Antin, primera calle a la derecha, en la cual se encuentra el edificio del antiguo ayuntamiento, hoy sede de una entidad bancaria.

Al último punto del itinerario, la Plaza de la Concordia, se puede llegar desde allí caminando tras atravesar la vecina Plaza Vendôme y luego, en dirección al jardín de las Tullerías, tomando la calle de Rivoli en dirección a los Campos Elíseos.

Bibliografía

Ensayos:

José Marchena. Biografía política e intelectual, de Juan Francisco Fuentes. Editorial Crítica. Barcelona.

España y la revolución del siglo XVIII, de Richard Herr. Aguilar ediciones. Madrid.

Historia de los heterodoxos españoles, de Marcelino Menéndez Pelayo. Editorial Católica. Madrid.

Teresa Cabarrús, de Fernando Díaz Plaja. Ed. Sílex.

Dictionnaire Historique de Bayonne, de Édouard Ducéré. Imprimerie A. Lamaignére. Bayonne.

Memoires d’un detenu pour servir à l’Histoire de la Tyranie de Robespierre, de Honoré Riouffe. Paris.

Los españoles en la Revolución Francesa, de Miguel de los Santos Oliver. Ed. Renacimiento. Madrid.

España y la Revolución Francesa, de J.P.Aymes y otros. Ed. Crítica. Barcelona.

Teresa Cabarrús, de Emmanuelle Alidiere. Círculo de Amigos de la Historia. Madrid.

La epopeya de los locos. Españoles en la Revolucion Francesa, de José Manuel Fajardo. Ediciones B. Barcelona.

Pablo de Olavide. El afrancesado, de Marcelin Defourneux. Ed. Padilla Libros. Sevilla.

Novelas:

El siglo de las luces, de Alejo Carpentier. Seix Barral. barcelona.

La cinta roja, de Carmen Posadas. Booket. Barcelona.

Artículos

El culto de la Humanidad de Andrés María Santa Cruz, de Gregorio Marañón. Revista El Iris. Madrid. Julio y agosto de 1841.

«Verdadera actitud de los españoles en la Revolución Francesa», de Gregorio Marañón, en el Libro jubilar de Emeterio Santoveria en su cincuentenario de escritor, La Habana, 1959.

Le Révolutionnaire espagnol Don Andrés María de Guzmán, dit «Don Tocsinos», de Alfred Morel-Fatio. Revue Historique, CXXII, París, 1916.

José Marchena et la propagande révolutionnaire en Espagne, de Alfred Morel-Fatio, Revue Hispanique, XV, 1890.

La emigración política de Miguel Rubín de Celis, de Antonio Elorza. Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid,1969.

Obras de los revolucionarios españoles:

Obra en prosa, del Abate Marchena. Alianza editorial. Madrid.

Le Spectateur français, de Marchena y Valmalette. Los numeros I a VI de la revista, editada en París en 1797, se pueden consultar en la Bibliothèque National de París.

Las Memorias de la Insigne Academia Asnal, de Primo Feliciano Martínez de Ballesteros (edición y prólogo de José Manuel Fajardo). Ed. Lengua de Trapo. Madrid.

Inicio:
Plaza de la Bastilla
Fin:
Plaza de la Guillotina (Concorde)
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Españoles en la Revolución Francesa

«Un puñado de idealistas en busca de valores revolucionarios para España»

Ruta Temática (1789 - 1799)

La mayoría son desconocidos del gran público pero entre quienes participaron en la Revolución hubo un nutrido grupo de españoles. Personajes históricos de vidas fascinantes y a la vez oscuras como Teresa Cabarrús, Andrés María de Guzmán o José Marchena. En todos los lugares y momentos claves del proceso revolucionario francés, participaron españoles.

Autor de ruta: José Manuel Fajardo

Españoles en la Revolución

Entrevista a José Manuel Fajardo


Españoles en la Revolución Francesa en París

Españoles en la Revolución Francesa

Plaza de la Bastilla

Lugar # 1 | Plaza de la Bastilla | 75011 | París

Aquí se encontraba la prisión de la Bastilla, cuya toma el 14 de julio de 1789, marcó el estallido de la Revolución en la que participó un dispar grupo de españoles.

Antigua Iglesia de los Teofilántropos

Lugar # 2 | Place du Marché de Sainte-Catherine | 75004 | París

En esta plaza se ubicaba la iglesia de Sainte Catherine, sede de la «Teofilantropía» que propagaba el español Andrés María de Santa Cruz.

Antigua Prisión de la Force

Lugar # 3 | rue de Pavée 24 | 75004 | París

Junto a la actual Biblioteca Histórica estaba la prisión en la que coincidieron y trabaron amistad la española Teresa Cabarrús y Josephine de Beauharnais, futura esposa de Napoleón.

Catedral de Notre-Dame

Lugar # 4 | place du Parvis Notre-Dame 6 | 75004 | París

El granadino Andrés María de Guzmán, «Don Tocsinos», hizo sonar la campana mayor de la catedral como señal para la insurrección de Robespierre.

La Conciergerie

Lugar # 5 | quai de l'Horloge 1 | 75001 | París

A la celda número 13 de esta antigua prisión, lugar de paso hacia a la guillotina, fue a parar el poeta andaluz José Marchena en 1793.

Iglesia Saint-Eustache

Lugar # 6 | rue du jour 2 | 75001 | París

Aquí contrajo matrimonio en 1788, con el señor de Fontenay, la noble y célebre Teresa Cabarrús, hija del ministro de finanzas del Rey de España.

Última casa de Marchena

Lugar # 7 | Boulevard Montmartre 67 | 75009 | París

Aquí se abría el Passage du Vigan donde vivía Marchena a fines de febrero de 1808, cuando salió a luchar en España en el bando de los afrancesados.

L'Oratoire

Lugar # 8 | rue Saint-Honoré 145 | 75001 | París

Frente al Oratoire se hallaba un desaparecido hotel donde se alojaron los españoles José Marchena, José Hevia y Juan Antonio Carrese a su llegada al París revolucionario, en 1793.

Café Corrazza

Lugar # 9 | | | París

En el Café Corrazza se reunían revolucionarios venidos de todo el mundo, también los españoles Marchena, Hevia y Carrese.

Casa de José María de Lanz

Lugar # 10 | Rue de Rohan | 75001 | París

En esta calle, vecina al Louvre, vivía el matemático José María de Lanz, amigo del padre de la independencia de Venezuela, Francisco de Miranda.

Antigua Alcaldía - Boda de Napoleón

Lugar # 11 | rue d'Antin 1 | 75002 | París

El 9 de marzo de 1796 tuvo lugar en este antigua alcaldía del segundo distrito la boda de Napoleón y Josephine, a la que asistió Teresa Cabarrús.

Plaza de la Guillotina (Concorde)

Lugar # 12 | Place de la Concorde | 75008 | París

Llamada entonces Plaza de la Revolución, aquí se alzaba la guillotina. En ella rodó la cabeza de Andrés María de Guzmán el 5 de abril de 1794.

Antigua casa de Andrés María de Guzmán

Fuera de ruta A | rue des Mathurins 36 | 75008 | París

En 1790, el aristócrata andaluz Andrés María de Guzmán, asiduo de círculos radicales revolucionarios, se instaló en esta calle de París.

Antiguo Hotel d'Orleans

Fuera de ruta B | rue Bonaparte 17 | 75006 | París

Aquí estaba el hotel al que se trasladó el revolucionario español José Hevia junto con su amante, la inglesa Fanny Merrick, antes de ser arrestado.

Casa de campo de Tallien y Teresa Cabarrús

Fuera de ruta C | Avenue des Champs-Elysées | 75008 | París

La casa en los Champs Elysées de Teresa Cabarrús y su esposo Tallien, uno de los altos funcionarios del Directorio, fue escenario del nuevo lujo post-revolucionario.

Casa del actor François Talma

Fuera de ruta D | rue de la Victoire 60 | 75009 | París

El español José Marchena acudió en 1793 a las reuniones revolucionarias en casa del actor de la Comedie Française François Talma, el favorito de Napoleón.

Casa de Pablo Olavide

Fuera de ruta E | Rue Sainte-Apolline sin número | 75002 | París

En esta calle tenía su casa Pablo de Olavide en 1780, a su llegada a París tras ser procesado por la Inquisición en España

La anécdota

Pocos conocen que un aristócrata y militar andaluz, Andrés María de Guzmán, quien moriría en la guillotina, capitaneó al grupo de exaltados que el 31 de mayo de 1793 hizo sonar las campanas de Nôtre-Dame para que el pueblo se alzara en armas y llevara a Robespierre al poder; o que el líder revolucionario Tallien, desencadenó la caída de Robespierre para salvar la vida de su «bellísima» amante, hija de un ministro de España, Teresa Cabarrús.

La sugerencia

Ir al Café Corraza, en los soportales de los jardines del Palais Royal, escenario emblemático de la Revolución Francesa donde se reunían los «revolucionarios» españoles. El café fundado en 1787 es hoy en día una pequeña boutique pero su fachada y su enclave conservan todavía señales de aquella época. Otra visita obligada merece el Museo de la prisión de la Conciergerie que abre al público la celda en la que estuvo detenida María Antonieta de Austria antes de ser decapitada. Además, en el metro de la Plaza de la Bastilla se pueden encontrar vestigios de la antigua prisión del mismo nombre cuya silueta está marcada además en el pavimento de la plaza.