Edificio en el que Cortázar trabajó durante décadas. En su jardín, Sara Facio tomó algunas de las fotografías de la famosísima serie en que se lo ve con gabardina, corbata, el pelo corto, sin barba, y fumando un cigarrillo tras otro.
«Creo que sabes que en diciembre se llamó a examen en el mundo entero para llenar puestos permanentes de traductores en la Unesco y las Naciones Unidas, es decir en las sedes de New York, París y Ginebra. Nosotros no teníamos el menor interés en ser permanentes, es decir esclavos todo el año, pero tuvimos que dar examen pues las listas resultantes se tendrían en cuenta para contratar también a los temporeros. Bueno, se presentaron más de 600 candidatos, y el examen duró 3 días y fue bastante bravo. Tanto Glop [Aurora Bernárdez] como yo sabíamos que la experiencia nos iba a ayudar a figurar entre los veinte primeros, pues los textos que hubo que traducir eran altamente onusianos en el espíritu y en la letra. Pero lo que no creímos nunca es que al llegar a París nos enteraríamos de que yo ocupaba el primer puesto… y Aurora el segundo. […] Y ahora viene lo divertido. Nos ofrecieron puesto permanente a Glop o a mí (por reglamento no podemos entrar los dos), en París, Nueva York o Ginebra. Ya te imaginas nuestra respuesta: un no redondo y rotundo. Fíjate que con nuestra colocación, están obligados a contratarnos como temporeros cada vez que haga falta, y eso nos asegura por lo menos 6 meses de trabajo al año. Con eso nos arreglaremos para vivir».
De una carta a Eduardo Jonquières, 2 de junio de 1956