
Ricardo Viñes (1875-1943) era el pianista de la vanguardia francesa que estrenaba en París a compositores como Satie, Ravel, Debussy o Falla, y que interpretaba a los jóvenes compositores que llegaban a la capital francesa, como es el caso de Joaquín Rodrigo, que ya le había conocido años antes en Valencia.
Años más tarde, tan pronto llegué a París, fui a verle. Vivía en un barrio elegante y en un pisito que hubiera podido ser elegante también, si la más descuidada bohemia no lo hubiera presidido. Pero todo aquel simpático descuido tenía la misma originalidad y atractivo que su propietario. Libros por todas partes, cuadros, dibujos y manuscritos dedicados por los artistas más prestigiosos, fotografías y recuerdos lo invadían todo, incluso, hasta el cuarto de baño, cuya bañera desbordaba, no de agua, sino de libros y papelotes.
(«Los músicos que conocí», Joaquín Rodrigo)