
A esta sala de conciertos Rodrigo asistía a menudo. En una carta a Chávarri le dice que, de seguir así, va a tener que empeñar el gabán. Es también a este teatro donde Ravel le invita a asistir al estreno del Bolero a los pocos meses de conocerse.
La orquesta de la Gran Ópera es muy buena y el metal sin duda el mejor de París : suavidad, afinación […] El otro día en una fugitiva representación del Ballet ruso estuvieron realmente prodigiosos. La soirée fue de Gala: solo valía la butaca 150 francos sacados a martillazos por el señor Prokofiev en su paso de acero, serruchos, limas, poderosas máquinas, mandobles y toda la pesca.
(Carta de Joaquín Rodrigo a Eduardo López-Chávarri, 5 de enero de 1928)
En otra carta a Chávarri escribe: «La gran Ópera siempre tan carcamal, por allí no pasan los días, está por encima del bien y del mal» (Carta de Joaquín Rodrigo a Eduardo López-Chávarri, 25 de marzo de 1935).