Frida Kahlo conoció a Pablo Picasso durante su estancia en París. En su primera carta a Diego Rivera le relata que desde su llegada tuvo contacto con el entorno del pintor español, ya que «la muchacha que vive con Picasso, Dora Maar» la recibió con la esposa de Breton a su llegada a Francia, en el puerto de Le Havre.
La anécdota señala que Picasso le regaló unos pendientes (aretes) que se conservan en la Casa Azul, Museo Frida Kahlo de México.
«Picasso me cayó bien, pero su última exposición es lo mismo que ha hecho siempre. Trabaja como una mula, y naturalmente eso les cae de la patada a todos los huevones como André. Me habló muy bien de ti y me trató muy amable, no ve a nadie porque no «tiene campo» y hace, perfectamente bien».
(Carta de Frida a Diego fechada en París, el 16 de marzo de 1939)
En otras cartas dirigidas a Diego Rivera, quien entabló amistad con Picasso durante su estancia en Francia entre 1909 y 1920, Frida relata que Picasso es uno de los pintores cuyos cuadros son más cotizados en París «que se venden por doce mil francos», alrededor de cuatrocientos dólares de la época y le explica que no pudo asistir a la inauguración de su exposición por encontrarse enemistado con André Breton.
«Picasso tuvo un pleito con Breton (por las simples pendejadas de Bretón) y no fue a la apertura, pero me habló por teléfono y me dijo que irá cuando el Bretón no esté allá».
(Carta de Frida a Diego fechada en París, el 16 de marzo de 1939)