Como Azorín, al cual dedicó una biografía, y más para acá como Julio Cortázar, gran admirador de su literatura, Ramón frecuentó los cajones de libros junto al Sena.
«Esos libreros de viejo que no tienen nada, sino sepulcros entreabiertos en que se ve cómo se corrompen los libros y las ideas».
(Automoribundia) Ramón Gómez de la Serna