En esta iglesia estuvo de párroco, su amigo y confesor, Daniel Pézeril, también amigo y confesor de Georges Bernanos. En la iglesia se celebró el funeral en memoria de Bergamín oficiado por Monseñor Daniel Pézeril, el 22 de septiembre de 1983.
Bergamín acudía frecuentemente a esta iglesia. Allí fue a conocerle y a informarse sobre los últimos momentos de Bernanos, tal y como recordó el abate en la homilía de la misa celebrada en esta iglesia en memoria de Bergamín. Fue en esa iglesia de Saint-Séverin donde encontré a Bergamín por primera vez, a finales de 1948. Venía de no sé qué congreso en Europa y estaba de paso por París. Bergamín quería evidentemente preguntarme sobre el autor de «Los Cementerios de la luna» y sobre el amigo al que en 1938 había acompañado al barco hacia América del Sur. Me preguntó fundamentalmente sobre la muerte de Bernanos, de la que él mismo concluyó, que había sido un misterio de paz y de gracia.
«Adieu à José Bergamín. Passage des Vivants». Daniel Pézeril. Paris. Les éditions du Cerf. 2007.
«La mañana misma de su primera vuelta a España, en 1958, Bergamín llamó a Pézeril: me pidió, después de haber sido confesado, celebrar un misa por los suyos y por su país: recibió la eucaristía de la que me dijo que constituía su viático».
«Bergamín o la locura de existir». Daniel Pézeril. Homenaje a José Bergamín. Edición de Gonzalo Penalva. Biblioteca Básica Madrileña. Madrid.1997.
En sus largos paseos diarios rara vez faltaba la visita a una iglesia. En una carta a Carmina Abril, del 24 de agosto de 1958, dice: «Siempre en Saint-Séverin siguen las Misas al revés (que es al derecho) a las seis de la tarde».
«Tras las huellas de un fantasma», Gonzalo Penalva. Madrid. Turner. 1985