Un monumento que como décadas después a Julio Cortázar, fascinó siempre al joven centroamericano. Entre otros testimonios, recordar su crónica, de tono por momentos ramoniano, greguerístico, «Un beso blanco», aparecida en El Imparcial de 1 de marzo de 1926. Hermosa también otra de 2 de marzo de 1927, «Calles del gran recuerdo», centrada en el barrio de la Catedral.
«Notre Dame bajo la nieve tiene no sé qué emoción de fantasma arrancado de una vieja novela, fantasma, decoración, azucena, nubes de humo. Una campana llama y llama. Cristal de avemaría que en el Sena se funde para llegar muy lejos. Las casas respiran el humo de las chimeneas. Los tranvías parece que van a enterrar a alguien, a una virgen, sobre rutas blancas, vestidos de blanco».
Miguel Angel Asturias