Tras cambiar el entrepiso del Café de Flore por el bar del Hôtel des États-Unis, la tertulia latinoamericana se reunía los jueves por la noche: Paz, Varela y de Syszlo, Martínez Rivas, un Cortázar imberbe recién desembarcado, Palau el Alquimista, a veces Jorge Eduardo Eielson o Ernesto Cardenal. Reían, bebían, fumaban, conversaban…
«Nada nos unía, excepto la búsqueda, el tedio, la desesperación, el deseo. En el Hôtel des États-Unis oíamos jazz, bebíamos vino blanco y ron, bailábamos».
(Blanca Varela, poeta y escritora).