El 1 de julio de 1937, las delegaciones mexicana y cubana del Segundo Congreso Internacional de Escritores Antifascistas celebrado en Valencia (España) llegan procedentes del puerto de Cherburgo a la estación de trenes Gare Paris-Saint-Lazare. Una comitiva los aguarda en el andén. En ella, Pablo Neruda, a quien Paz debe la invitación a Valencia.
«Hice el viaje con dos mexicanos, Pellicer y José Mancisidor, y dos cubanos, Marinello y Nicolás Guillén. Al llegar a París, al bajarme del tren, vino hacia mí un hombre alto que gritaba: ¡Octavio Paz!, ¡Octavio Paz! Era Neruda. Al verme, me dijo: ¡Pero qué joven eres! En seguida fuimos amigos» (Octavio Paz, Tiempos, lugares, encuentros. Entrevista con Alfred MacAdam).
Paz llega a la Gare Saint Lazare tras el Congreso Antifascista de Valencia: «Mi primer día en París lo pasé con Neruda, y me lo represento como una sucesión de imágenes extraordinarias» (Octavio Paz, entrevista con A. Rinaldi, P. Schneider y J. Dumoulin para L’Express, 20 de junio de 1991).