Juntos, o cada uno por su lado, Antoine y Consuelo se alojaban en este hotel para descansar, trabajar o tan sólo para disfrutar. Este lugar se convirtió en un segundo hogar para la pareja y el único que conservará el matrimonio como hogar en París.
«Retorno a París. Instalación provisional, de nuevo, en el Hotel Lutetia esta vez. Para Consuelo es como una nueva época que comienza. La primera noche en el Lutetia será decisiva, confesará a una de sus amigas.
La vida comienza, amenazante y aleatoria. Consuelo intenta reconstruir su pareja. La prueba es difícil: ella evoca los cócteles incesantes, las sesiones de dedicatorias, las lectoras imprudentes que les impiden tener una vida privada, las mujeres que organizan fiestas en los fumadores de opio y que insisten a Antoine a que participe, la vida parisina de la rive gauche, el refinamiento de los salones decorados y el ambiente lleno de humo de un piano-bar. Ella lamenta no tener un apartamento. Comienza a cansarse de los sillones tapizados, los decorados de las salas, las copas de champán en Baccarat. Saint Exupéry está muy solicitado tras el éxito de «Vol de nuit» y la producción de Anne Marie con Annabella, que comienza en 1936 para adaptar «Courrier Sud».
Saint Exupéry siempre eligió solo sus apartamentos y sus hoteles. Consuelo debía seguirle. Esta vez, de nuevo, volviendo de Casablanca, llegó él triunfante con un papel en la mano: en realidad era el contrato de alquiler de un gran apartamento en la Place Vauban, justo enfrente de la cúpula de los Inválidos, un duplex muy luminoso en el sexto piso.
«C’étaient Antoine et Consuelo Saint Exupéry, de Alain Vircondelet