
Alumno brillante del Conservatorio, Luis solo tiene un deseo: ser cantante de ópera. ¿Cómo habría podido imaginar entonces que en enero de 1944 interpretaría el papel de Ernesto en Don Pasquale de Donizetti y que el público bordelés lo ovacionaría en pie?
Cada vez que iba al Gran Teatro de la ciudad, era a mí al que veía en el escenario, de Don José, en lugar del tenor, con los brazos cargados de flores y saludando a una frenética muchedumbre que no me dejaba irme.
(Luis Mariano, Mi vida y mis amores)