
El empresario André Varon, que vive en un amplio apartamento que comparte con sus padres, ofrece albergar a Mariano. Los González vivían en una estrecha y modesta vivienda de la calle Permentade.
Mariano hablaba muy rápidamente, y se expresaba en un francés aproximado, con un acento espantoso, porque frecuentaba siempre a sus primos y sus amigos refugiados. Invitado, un día, con André, por su madre, Mariano llega con una maceta de hortensias en los brazos y se la regala a la huésped, encantada y emocionada por esta delicadeza, en plena ocupación alemana.
(Francis Varon, primo de André, declaraciones recogidas en Luis Mariano : une vie, Jacques Rouhaud y Patchi Lacan)