Rue Pierre Nicole

En el otoño de 1913 Baroja vuelve a París, acompañado esta vez por el médico de Vera de Bidasoa Rafael Larumbe. Se alojaron en un hotel de la calle Pierre Nicole, entre los bulevares de Port Royal y de Saint Michel. En ese mismo hotel, bastantes años después, se alojó alguna vez el novelista colombiano y premio Nobel Gabriel García Márquez. Incluso el hotel aparece en el relato «El rastro de tu sangre en la nieve»:

En la acera de enfrente había un edificio restaurado con un letrero: «Hotel Nicole». Tenía una sola estrella, y una sala de recibo muy pequeña donde no había más que un sofá y un viejo piano vertical, pero el propietario de voz aflautada podía entenderse con los clientes en cualquier idioma a condición de que tuvieran con qué pagar. Billy Sánchez se instaló con once maletas y nueve cajas de regalo en el único cuarto libre, que era una mansarda triangular en el noveno piso, donde se llegaba sin aliento por una escalera en espiral que olía a espuma de coliflores hervidas. Las paredes estaban forradas de colgaduras tristes y por la única ventana no cabía nada más que la claridad turbia del patio interior. Había una cama para dos, un ropero grande, una silla simple, un bidé portátil y un aguamanil con su platón y su jarra, de modo que la única manera de estar dentro del cuarto era acostado en la cama. Todo era, peor que viejo, desventurado, pero también muy limpio, y con un rastro saludable de medicina reciente.

(Gabriel García Márquez, Doce cuentos peregrinos)