En este edificio fijó Goya el primero de los cuatro domicilios que tuvo en Burdeos. Alquiló un apartamento amueblado para él y su familia y todo indica que el artista se concentró en la pintura de miniaturas, género entonces muy en boga en la ciudad, de las que quedan escasos ejemplares.
«Goya está ya con la Señora y los chiquillos en un cuarto amueblado y en buen paraje: creo que podrá pasar comodísimamente el invierno en él», carta de Moratín a Juan Antonio Melón, septiembre 1825. (Epistolario de Leandro Fernández de Moratín, Edición a cargo de René Andioc, Editorial Castalia, 1973)