
La Feria de la antigua plaza Real (antecedente de la actual Feria Internacional de Burdeos) ejerció gran atracción sobre Goya y su familia, como atestiguan dibujos de él y de Rosario. Los podemos imaginar de paseo por los muelles admirando todo tipo de curiosidades —los fenomenales caballos de la feria de Saint Fort, la leona de mar, el toro extraordinario— o asistiendo a los números del perro Munito, un animal capaz de «copiar frases, hacer operaciones de cálculo, jugar al dominó y reconocer los números…».
Son tres enanos que se presentaron en la Feria de Burdeos dos meses hace, y me pareció conveniente sacar un tanteo de sus caras y sus figurillas […] celebraré que cumplan su comisión según los deseos del inválido que los envía.
(Carta de Goya a la duquesa de San Fernando. Goya y Burdeos. 1824-1828, J. Fauqué y R. Villanueva Echevarría)
Hoy paso por este paseo del Amor y me detengo en el umbral de una gran casa que antaño era blanca y habitada por dos o tres familias españolas […]. Estos españoles conservaban religiosamente un singular cuadro del célebre Goya —perro pasmado ante una serpiente— que adornaba la chimenea.
(Louis Lurine, La train de Bordeaux, voyage dans le passé, 1854)