Desde 1911, La Rotonde es uno de los lugares míticos del barrio de Montparnasse. Centro de reunión la intelectualidad en los años veinte, los manteles de sus mesas lucen las firmas de grandes escritores y artistas del siglo XX en recuerdo de su paso por el local.
Durante el periodo de entreguerras fue famosa por reunir a artistas de todo el mundo residentes en la ciudad y, en particular, a los pintores surrealistas.
Buñuel afirma que iba todos los días a la Rotonde, uno de sus lugares favoritos de la zona, y menciona que allí asistía a una tertulia del escritor Miguel de Unamuno, durante su exilio parisino.
«Yo, reanudando sin el menor esfuerzo mis hábitos madrileños, iba todos los días a La Rotonde».
«Tres días después de mi llegada, me entero de que Unamuno está en París. Un grupo de intelectuales franceses fletaron un barco y fueron a recogerlo a Canarias, donde estaba confinado. Todos los días, él acudía a una peña que se reunía en “La Rotonde”. Allí se sitúan mis primeros contactos con los que la derecha francesa llamaba despectivamente les métèques, extranjeros que viven en París y ocupan las terrazas de los cafés».
(Luis Buñuel y Jean Claude Carriére, Mi último suspiro).