Un paseo nocturno conduce a un Carlos Fuentes de ficción, en el desenlace de Una familia lejana, hasta la place de la Concorde, desde donde se percibe el jardín de las Tullerías:
No sé si mis ojos ven claramente lo que ven; llevo prisa y sólo una ráfaga de viento me trae el olor de las magnolias en flor del jardín de las Tullerías.
(Carlos Fuentes, Una familia lejana, p. 212)