Tras dejar el barrio de Croix Blanche, en 1826, Goya se mudó a esta plaza entonces llamada Paseo Damour, nombre que nos indica imaginariamente que los asuntos familiares y la relación con Leocadia Weiss pasaban por un gran momento. En la casa que luego fue reconstruida y ampliada por el dueño, el artista trabajó mucho, realizando, entre otros, el retrato del banquero Juan de Muguiro y probablemente también su contrapunto, el emblemático y luminoso La Lechera de Burdeos, la más enigmática de sus telas, la única que Leocadia y Rosario conservaron y de la que tuvieron que desprenderse por necesidad.
«Aunque soy mujer, tengo ingenio y sé expresarme. Mucho me había Ud. insistido en que le cediera «La lechera» a un precio que me pareciera bien. Os respondí entonces que no pensaba venderla y que, si lo hacía, sería por necesidad. Hoy nos encontramos en esta situación con gran pesar de Rosario. El difunto me había dicho que no la vendiera por menos de una onza. Dígame si está de acuerdo y se la enviaré a Bayona al amigo de Ud. D. Ignacio García. En caso contrario, como si no le hubiese dicho nada», carta de Leocadia a Juan Muguiro, diciembre 1829. Guadalupe Echevarría, La jeune bâtarde et la modernité. Goya et la laitière de Bordeaux, Ed. Le Festin, 2008