Consulta de una de las videntes cuyas señas lleva Horacio en su bolsillo.
«Era divertido enterarse de que la señora Colomier, vidente húngara (que a lo mejor era una de las madres de Gregorovius) vivía en la rue des Abesses y que poseía secrets des bohèmes pour d’affections perdues».
Rayuela (capítulo 155)