
Los condes de Oñate, el conde de Prado Castellano o el marqués de Tolosa son algunos de las decenas de nobles afectos al liberalismo que llegaron a Burdeos en 1823. La marquesa de Castel Bravo aprovechó el exilio para separarse del marqués. Emprendió su periplo vía Inglaterra hasta instalarse, sola, en esta casa.
En cuanto a marqueses, te aseguro que estamos aquí hasta el cogote de ellos: saliendo a la calle, no vuelvo la vista sin que tropiece con un marqués o una marquesita. Deben de haber empezado por ahí la expulsión de los sospechosos, […] según la inundación de ellos que nos ha venido hacia acá.
(Carta de Moratín, febrero de 1824)