Frente a este célebre restaurante, donde comienza el jardín Marco Polo, prolongación de la avenida del Observatorio hacia el Jardín de Luxemburgo, se encuentra la fuente del Observatorio concebida por Jean – Baptiste Carpeaux, que representa las cuatro partes del mundo.
Arrodillado delante de esta fuente, en 1926, el escritor y diplomático guatemalteco, Enrique Gómez Carrillo, pidió a Consuelo que se convirtiera en su esposa. Aquí cambió mi vida recordaría ella en sus memorias.
Consuelo tenía 26 años y su esposo 30 años más que ella. Se habían conocido en el taller del pintor Van Doge y aunque Gómez Carrillo había sido novio de la madre de Consuelo, se casó enamorada de este reconocido galán con dos matrimonios, uno con Aurora Cáceres, escritora e hija de un Presidente de Perú y el segundo con la cantante y actriz Raquel Meller y numerosas relaciones a sus espaldas. Tuvo como amante a Mata Hari.
De él Consuelo decía que lo era «todo: un padre, un amante, un hermano, un esposo». Enrique muere sólo 11 meses después de la boda, dejando en Consuelo un vacío que nunca conseguirá llenar. Durante su matrimonio con el denominado Príncipe de los Cronistas, Consuelo se relaciona con la intelectualidad francesa, belga, e italiana. Entre sus amigos se encuentran el poeta, dramaturgo y premio Nobel de Literatura, Maeterlinck, los poetas Gabriele D’Annunzio, Verlaine, el caricaturista salvadoreño Tonio Salazar, el escritor nicaragüense Rubén Darío, el matemático y filosofo Poincaré y el político George Clemenceau.
Dos años después de que Gómez Carrillo falleciera, el Gobierno argentino decidió rendirle un homenaje. Consuelo fue invitada de honor. Se hospedó en uno de los hoteles más lujosos de Buenos Aires, donde también estaba instalado Antoine de Saint-Exúpery, el célebre escritor de El Principito. Dicen que fue toparse con ella en el vestíbulo del hotel y enloquecerse.
El Periódico, Guatemala, 7 de junio de 2009