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Las huellas de la cultura en español

rue de Boulainvilliers

Residencia de Albéniz 1906-1909
rue de Boulainvilliers 55 | 75016 |

Cuando Albéniz se traslada a esta dirección en 1906 es una construcción moderna, un edificio terminado en 1905. Este domicilio siguió siendo un cobijo para todos los músicos y artistas como ya lo habían sido los otros domicilios en los que Albéniz vivió, haciendo prueba de su infinita generosidad. Como decía Debussy a proposito de Iberia, Albéniz tira la música por las ventanas refiriéndose a la inmensa creatividad de este artista español. En esta casa escribió los cuadernos II, III y IV de «Iberia» En esta casa permanecerá recluido en el invierno de 1908 a causa de la enfermedad. Aquí le visitaban todos sus amigos antes de trasladarse a Cambo-les-Bains donde fallecería en mayo de 1909.

«Nada más simpático y atrayente que el hogar de Albéniz. Catalán moldeado en andaluz, Albéniz hacía gala de su meridionalismo, obsequiando a sus amigos y sentándose al piano para hacer una extraña fantasía de sus «Iberia», en la que tomaban parte sus manos, su voz, y hasta su cigarro habano. Blanca Selva -pianista-, en todo su apogeo entonces, tocaba las piezas de la Iberia a medida que se iban publicando. Concurría también a estas veladas Fauré, cortesano y quintaesenciado compositor. Cierta noche apareció Ángel Barrios por allí con dos granadinos más. Llevaban guitarras, laúdes y bandurrias.»

Joaquin Turina en París.

En una carta que Albéniz escribe a su amigo el pianista Joaquín Malats, le ofrece su casa de París para que se aloje durante su estancia en la ciudad.

«Mi querido Malatitos Como tu comprenderás seria una insigne burrada, doublée de una barbaridad supina, el que te vinieras a París a pasar dos, o tres, o cuatro, o cinco o seis o los que sean meses y fueras a parar a un miserable hotel o pensión, estando mi casa limpia de polvo y paja, y a tu entera disposición. Por consiguiente, ordeno a la concierge para que te entregue las llaves en cuanto llegues, (…), no tendrás más que arreglarte con la concierge para que te haga el menage y el primer almuerzo, (…) la maison est chaufée, con electricidad, y dos pianos, uno de cola y otro vertical; (…) tu trouveras tout ce qu’il faut, no tendrás por consiguiente otro gasto que los recibos que te presenten de la electricidad y del gas (pues hay baño) (…) te advierto que no se puede tocar el piano más que hasta las diez de la noche, excepto una vez por semana que podrás recibir a tus admiradores y admiradoras; acepta mi proposición, no seas burro y ya sabes lo mucho que te quiere tu: Saco

Carta de Albéniz a Malats 6 de octubre 1907

El primer encuentro de Falla con Albéniz tuvo lugar en septiembre de 1907, en París, y la tarjeta de presentación musical de Falla fue, precisamente, su ópera granadina la vida breve. Fue Paul DuKas quien propició que Albéniz recibiera a Falla en su casa, y en este primer contacto, escribe Jaime Pahissa, « empezó Falla a tocar la vida breve, y se repitió el caso de Dukas : tuvo que tocarla hasta el final. Paso todo el día con él. Acababa de publicarse el penúltimo cuaderno de « Iberia », y Albéniz se lo hace oír todo.

Yvan Nommick

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Residencia de Albéniz 1906-1909