En los últimos viajes que ha realizado Fernando de Szyszlo a París, siempre se aloja en este hotel desde donde, que con él dice, puede observar el mítico Café de Flore y recordar los años felices que pasó en este barrio. Le sigue entusiasmando pasear por el bulevar Saint Germain y llegar hasta la rue de Seine, aunque todo ha cambiado mucho.
Mario (Vargas Llosa) me llamó por mi cumpleaños noventa y me invitó a las fiestas que le iban a dar a él por sus ochenta años. Le dije no iba a a ir a la recepción en Madrid -me aterraba la multitud que asistiría-, pero sí que lo acompañaría en París para la presentación de la edición de su obra completa en la colección de «La Pléiade». Le dije que me iba a alojar en un hotelito en el bulevar de Saint -Germain, al que acostumbramos a ir, el Madison.
Fui con mi hijo Vicente y al llegar nos encontramos con un mensaje suyo en que nos invitaba a cenar con él e Isabel Preysler esa noche en el Café Deux Magots. Pude conocer a Isabel, quien me cayó muy bien. Me pareció una mujer muy linda, atractiva, discreta, inteligente y amigable. Me hizo sentir cómodo con ella. Mario sabía que yo respetaba su decisión. Él es una persona seria, nunca causaría dolor a personas a las que quiere entrañablemente si no mediara una razón de peso. A Mario e Isabel Preysler les vimos cuatro días que pasamos mi hijo Vicente y yo en París. Teníamos que estar en Lima el 10 de abril para la primera vuelta de las elecciones. No me las quería perder.
Fernando de Szyszlo, «La vida sin dueño», p. 201