Este célebre café, cuyo local ocupa hoy en día una hamburguesería, fue durante muchos años el centro de reunión del grupo surrealista que encabezó André Breton, cuya residencia se encontraba a unos pocos metros.
Aunque no hay constancia exacta de que frecuentara el Cyrano, y el año en que llegó Frida «migraron» hacia otros cafés, entre ellos el Deux Magots de Saint-Germain, en detrimento del Cyrano, Frida cuenta en sus cartas que acompañaba a Breton a reuniones en cafés en los que conoció a los surrealistas a los cuales acabó por despreciar profundamente.
«Preferiría sentarme a vender tortillas en el suelo del mercado de Toluca, en lugar de asociarme a esta mierda de «artistas» parisienses, que pasan horas calentándose los valiosos traseros en los «cafés», hablan sin cesar acerca de la «cultura», el «arte», la «revolución», etcétera. Se creen los dioses del mundo, sueñan con las tonterías más fantásticas y envenenan el aire con teorías y más teorías que nunca se vuelven realidad».
»A la mañana siguiente no tienen nada que comer en sus casas porque ninguno de ellos trabaja. Viven como parásitos, a costa del montón de viejas ricas que admiran su «genio» de «artistas».[…]. Nunca he visto a Diego ni a ti perdiendo el tiempo con chismes estúpidos y discusiones «intelectuales»; por eso ustedes sí son hombres de verdad y no unos cochinos artistas. ¡Carajo! Valió la pena venir sólo para ver por qué Europa se está pudriendo y cómo toda esta gente, que no sirve para nada, provoca el surgimiento de los Hitler y los Mussolini. Creo que voy a odiar este lugar y a sus habitantes por el resto de mi vida. Hay algo tan falso e irreal en ellos, que me vuelve loca».
(Carta de Frida Kahlo a Nickolas Muray fechada en París, el 16 de febrero de 1939)