En este edificio vivió un par de años Charles Baudelaire. El dato, conocido por Cortázar, lo imantó siempre y era un habitual punto de parada en sus recorridos por la Île Saint-Louis.
«¿Sabe qué fue lo primero que hice al llegar a París? Buscar la Île Saint-Louis, el hotel Pimodan… ¡Sombras de Baudelaire y de Gautier! Eso después ha cambiado mucho, desde luego, pero estoy lejos de sentirme en exilio literario. Omnívoro, guardo intactas mis relaciones con América Latina, a las que añado las literaturas francesa e inglesa».
De las respuestas a un cuestionario del Quotidien de Paris, noviembre de 1974