
José Bergamín, como comisario general adjunto para la Exposición Internacional de París de 1937, forma parte de la delegación que en enero de ese año encarga a Picasso una obra para el pabellón de España. Esta obra resultó ser el Guernica.
A principios de enero de 1937, Picasso recibe a la delegación española formada, entre otros, por José Bergamín, que solicita su colaboración para el pabellón de la proyectada Exposición Universal de París.
En un artículo publicado en Cahiers d′Art ese año, titulado «Tiembla el Misterio – Picasso, furioso», Bergamín describe así el Guernica: «La cólera española que, en este cuadro de Picasso, se expresa tan maravillosamente, entrándonos por los ojos, es la palabra viva del pueblo español, la de su verdad y la de su justicia».