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Las huellas de la cultura en español

Boulevard Montparnasse

La Rotonde
Boulevard Montparnasse 105 | 75006 |

El café de La Rotonde se sitúa en el barrio latino entre los dos bulevares de Raspail y Montparnasse y lo frecuentó en otros tiempos un famoso proscrito, León Trotsky. Pero fue sobre todo el antiguo café literario y artista de Pablo Picasso, Guillaume Apollinaire, Amedeo Modigliani, Max Jacob. Está enfrente de otra famosa brasserie, Le Dôme, otro punto de reunión de artistas extranjeros.

Unamuno pronto se adhiere a la tertulia creada por un exiliado alicantino, Carlos Esplá, y la Rotonda se convierte en una especie de cuartel general de la resistencia a la dictadura, donde se reúne el «Comité Revolucionario de París», calificación atribuida por Primo de Rivera a un grupito que cuenta con Eduardo Ortega y Gasset, Carlos Esplá, Blasco Ibáñez y Miguel de Unamuno. La mayor parte de los contertulios, unos quince, son republicanos que pertenecen a la Liga de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. El propio Luis Buñuel afirma que encontró a Unamuno en este café donde tuvo sus primeros contactos con «los que la derecha francesa llamaba despectivamente les métèques, extranjeros que viven en París y ocupan las terrazas de los cafés» (Luis Buñuel, Mi último suspiro).

Para acudir a la tertulia casi cotidiana de la Rotonda, que se desarrolla inmutablemente entre la una y las tres y media en la terraza soleada, Miguel de Unamuno cruza el Sena en metro desde su pensión, pero suele regresar andando a su residencia a través del bulevar Vavin, el Jardín de Luxemburgo y, luego, el bulevar Saint-Michel; ya a la orilla del Sena, se dirige hacia las Tullerías, pasa por la calle de Rivoli y la plaza de la Concordia, y recorre, siempre a pie, los Campos Elíseos, hasta su «jaula» solitaria.

Del hotel en que vivo hasta el café de la Rotonda, en Montparnasse, en que voy casi a diario a hablar de España y a soñarla con españoles, tardo a pie unos cincuenta minutos y por «Metro» unos veinte. La rapidez no es excesiva. Pero es barato. Y desagradable.

(Obras completas, vol. VIII, p. 635)

A Unamuno, le extraña más que nada la bohemia melenuda y estrafalaria que vive en el barrio latino y el 13 de octubre de 1924 compone un soneto dedicado a la Rotonda de Trotsky, con el siguiente comentario que revela su ironía mordaz:

Ese café de la Rotonda es aquel adonde vamos los que nos dicen conspiradores. En el hormiguero trabajan las hormigas neutras y los machos y hembras que se dedican a procrear. Como en la colmena la reina y los zánganos. Lo malo es que los mariquitas y las (sic) marimachos no son ni padres ni madres, sino que evitan serlo. No se dedican propiamente a procrear.

(Obras completas, vol. VI, pp. 721-722)

Es de suponer que Miguel de Unamuno también acude al barrio de Montparnasse por otras razones. En efecto, a partir del 20 de diciembre de 1924 sale el primer número de España con Honra, semanario de oposición a la dictadura en el que colabora asiduamente y que se imprime en el 54 de avenue du Maine, en el taller de Juan Durá.

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