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Las huellas de la cultura en español

Pont de Bir-Hakeim

El Sena
Pont de Bir-Hakeim | 75016 |

Para Miguel de Unamuno, el Sena no es un río sino un canal; «€œes ya, como la Torre Eiffel, un artefacto» y echa de menos el que París «a falta de la mar, tenga siquiera un río»€. Según él, los muelles del Sena no pueden compararse con las riberas cambiantes del Tormes «aquel Tormes en que los sauces, alisos, olmos y mimbres hunden sus raíces en el agua de la orilla»€. (O. C. E., I, 571). En un soneto, incluso invoca €œ»las tristes márgenes del Sena»€ (O. C. E., VI, 724) y añora el Nervión de su Bilbao natal:

«El río, el Sena, pintoresco a trechos, es un canal, está aprisionado entre pretiles. Los árboles que a trechos le flanquean son pobres árboles prisioneros, con las raíces bajo losas. Me recuerda algo a mi ría natal, […] pero el Nervión es ría, llega a él la marea, el pulso de la mar, y la Sena es río, no se alza y se baja cada día».( O. C. E, VIII, 624).

Se puede imaginar que Miguel de Unamuno, como su alter ego, U. Jugo de la Raza, va «€œerrando por las orillas del Sena, a los largos de los muelles, entre los puestos de librería de viejo»€; incluso es probable que la tentativa de suicidio del protagonista desesperado y solitario sea más autobiográfica que ficticia:

«Y cuando para volver acá he atravesado el puente de Alma – ¡el puente del alma! – he sentido ganas de arrojarme al Sena, al espejo. He tenido que agarrarme al parapeto». (Cómo se hace una novela, Buenos Aires, 1927).

O. C. E y (Cómo se hace una novela, Buenos Aires, 1927)

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