Hotel donde se hospeda Darío durante su primer viaje a París en 1893. De 26 años, el nicaragüense se entrega en cuerpo y alma a la bohemia parisina junto con el español Alejandro Sawa y el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, hasta agotar sus recursos y zarpar hacia Buenos Aires. Ahí escribe los poemas El Faisán y Era un aire suave, que formarán parte de Prosas Profanas. Me hospedé en un hotel español, que por cierto ya no existe. Se hallaba situado cerca de la Bolsa, y se llamaba pomposamente Grand Hôtel de la Bourse et des Ambassadeurs… Yo deposité en la caja, desde mi llegada, unos cuantos largos y prometedores rollos de brillantes y áureas águilas americanas de a veinte dólares. Desde el día siguiente tenía carruaje a todas horas en la puerta, y comencé mi conquista de París… Apenas hablaba una que otra palabra de francés. Fui a buscar a Enrique Gómez Carrillo, que trabajaba entonces empleado en la casa del librero Garnier.
Rubén Darío, La vida de Rubén Darío contada por sí mismo
«Una mañana, después de pasar la noche en vela, llevó Alejandro Sawa a mi hotel a Charles Morice, que era entonces el crítico de los simbolistas. Hacía poco que había
publicado su famoso libro La literature de toute a l’heure. […] Se puso a hojear una edición guatemalteca de mi Azul, en que, por mal de mis pecados, incluí unos versos franceses».
Rubén Darío, La vida de Rubén Darío contada por sí mismo