La zona en donde vivió Gabriel García Márquez durante su primera estancia en París está dominada por el inmenso edificio sombrío del Panteón y la serena belleza femenina de la Sorbona. En mayo de 1981, durante su segunda estancia en la ciudad, fue invitado, junto con otros dos miembros del boom de la novela latinoamericana, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, a participar en la toma de posesión de su amigo François Mitterrand. De Gabriel García Márquez Mitterrand había comentado a Carlos Fuentes: «Es un hombre idéntico a su obra: cuadrado, sólido, risueño y silencioso».
De aquel momento solemne en 1981 diría Gabriel García Márquez:
«A las seis de la tarde, bajo una llovizna tierna, Mitterrand atravesó solo y a paso lento la plaza del Panteón con tres rosas rojas en la mano. Los coros de la Orquesta de París, dirigida por Daniel Baremboim y con altavoces desmesurados en los extremos de la plaza, cantaban el “Himno de la alegría”, de la Novena sinfonía de Beethoven. La muchedumbre guardaba un silencio inmenso que sólo podía entenderse como el pasmo inexorable ante el misterio sin fondo de la poesía. Luego estalló en un cataclismo de júbilo que se inició en el Barrio Latino y terminó por contagiar a la ciudad entera. Por primera vez desde el mayo de gloria de 1968, el torrente incontenible de la juventud estaba en la calle, pero esta vez no se había desbordado para repudiar el poder, sino embriagado por el delirio de que una época feliz había comenzado.
Gabriel García Márquez, «Mitterrand, el otro: el presidente», El País, Madrid, 26 de mayo de 1981 (ver GGM, Notas de prensa 1980-1984).