En 2018, en Francia, en España y en Chile, se celebró la aparición del primer poemario vanguardista escrito por un autor del ámbito hispánico, el chileno Vicente Huidobro. Su lugar de publicación, París, donde llevaba un año residiendo, y su título, Horizon carré, nos llaman la atención. En efecto, tanto el contexto, el del cubismo literario, como el idioma en que está escrito el poemario, nos remiten a un tiempo en que París era la capital mundial de las vanguardias, y en que el francés era la lingua franca de la modernidad.
En el centenario de Horizon carré, y cuando la embajada de Chile está a punto de conseguir que una placa recuerde a Huidobro en la fachada del edificio del 41, rue Victor-Massé, el primero de sus dos domicilios, el Instituto Cervantes lanzó la Ruta Cervantes huidobriana.
El domicilio de Huidobro y de su primera mujer, Manuela Portales, fue el escenario donde en 1922 se celebró una cena en honor a Gerardo Diego, a la que asistieron, entre otros, Paul Dermée, el crítico de arte Waldemar George, Juan Gris, el poeta-impresor georgiano Iliazd, el galerista D.H. Kahnweiler, Le Corbusier, Fernand Léger También fue el apartamento de la rue Victor-Massé, el domicilio de la redacción de la gran revista huidobriana Création. Y el lugar del decisivo encuentro, en 1924, entre Larrea, y César Vallejo.
Tras unos años en su patria natal, en 1926, Huidobro regresa a París en compañía de su segunda mujer, Ximena Amunátegui; se instala en el Barrio Latino, en la rue Boissonade, próxima al Luxembourg.
Un lugar que no podía faltar en nuestro recorrido es la imprenta de Paul Birault, de donde salió Horizon carré. A este impresor que también fue periodista, y que fallecería un año más tarde, se deben cuidadas impresiones de Guillaume Apollinaire, Paul Dermée, Max Jacob, Pierre Reverdy y Philippe Soupault, entre otros.
Juan Gris, uno de los primeros amigos de Huidobro, es otra figura a evocar, ya que fue quien le ayudó a perfeccionar el francés de Horizon carré, cuyos ejemplares de lujo llevan una lámina suya. El poeta poseyó un arlequín de hojalata del pintor, que lo retrató en dos ocasiones, en ambos casos a línea: en 1917, y en 1921.
Amigo de Gris, que también lo retrató, Pierre Reverdy fue uno de los poetas cubistas, por decirlo con el término forjado por el crítico Frédéric Lefebvre. Su domicilio montmartrés de la rue Cortot fue, precisamente a partir de 1917, la sede de la redacción de su revista Nord-Sud, en la que Huidobro estuvo muy presente. Ese mismo año, ambos poetas chocarían. Huidobro polemizó ásperamente con él. Según el chileno, Reverdy era un poeta descriptivo, ya que un título como La lucarne ovale lo es. Frente a ese tragaluz oval, Huidobro enarbola orgulloso su horizonte cuadrado.
En 1918 Huidobro pasó cuatro meses en Madrid, donde publicó cuatro títulos, dos en francés, y dos en español. Esa estancia fue decisiva para el nacimiento, al año siguiente, del movimiento ultraísta. Tour Eiffel, uno de los títulos franceses, lleva una cubierta al pochoir de Robert Delaunay, entonces residente, al igual que Sonia, su mujer, en la capital española, y con el que Huidobro planeaba un ballet russe titulado Football. Tras el retorno de la pareja a París, seguiría la relación. Huidobro fue uno de los poetas con los que colaboró Sonia en sus robes-poèmes. Por Tour Eiffel, y por esta prolongada relación con los Delaunay, la ruta pasa por el estudio de los pintores en el boulevard Malesherbes, y por la propia construcción de Gustave Eiffel, objeto de uno de los poemas pintados huidobrianos.
Otro pintor al que trató Huidobro fue Picasso. El malagueño le hizo un retrato al modo ingresco, muchas veces reproducido por el retratado.
Un acontecimiento clave fue, en 1922, la exposición Salle XIV, organizada por la Galerie G.L. Manuel en el Théatre Edouard VII, en el pasaje de mismo nombre, próximo a la Ópera. La integraron los poemas pintados de Huidobro. En 2001 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía realizaría la primera edición del álbum, uno de los proyectos del poeta que él no llegó a lograr ver convertidos en realidad.
Si Gerardo Diego estuvo sólo de paso, su amigo Juan Larrea pasó en cambio largos años en París. En 1926, Huidobro colaboró en la revista de Larrea Favorables-Paris-Poema, cuya redacción estuvo en Montparnasse, en la rue Vercingétorix, en el estudio del escultor, pintor y poeta costarricense Max Jiménez, donde estaba por aquel entonces residiendo César Vallejo, el otro responsable de la publicación.
Otro amigo muy cercano de Huidobro fue el escultor cubista Jacques Lipchitz, que haría una escultura en homenaje a Ximena Amunátegui, la segunda mujer del poeta. Lipchitz fue, como Juan Gris, como Kahnweiler y como Juan Larrea, un creador al que tentó la modernidad de Boulogne-Billancourt, una localidad de la banlieue que entonces conoció un momento de gran crecimiento, y donde le construyó una vivienda-estudio nada menos que Le Corbusier. En otra banlieue, al otro lado del Sena, vivió el escultor y poeta dadaísta Hans Arp, en una casa diseñada por su mujer, Sophie Taeueber Arp. Casa que entonces estaba en Meudon, y hoy se encuentra adscrita a Clamart. Los Arp y los Huidobro pasaron el verano de 1931 en Arcachon. Ahí le hizo Arp un retrato a línea, y juntos redactaron Tres inmensas novelas, que se publicaría en español cuatro años más tarde. También habitó en otra banlieue, en este caso en Arcueil, otro amigo de Satie, el purísimo compositor Érik Satie,
Completan el recorrido varias librerías que fueron editoriales que publicaron títulos de Huidobro, y varias redacciones de revistas en las que colaboró. Destacar entre las primeras la Librairie Tschann (que sigue existiendo, en otro local del mismo boulevard Montparnasse donde estuvo ubicada en sus inicios), Au Sans Pareil (que estuvo sucesivamente rue du Cherche-Midi y avenue Kléber) y José Corti (primero rue de Clichy y luego rue de Médicis, donde todavía está). Entre las segundas, L´Esprit Nouveau de Le Corbusier y Ozenfant; Bifur, editada por las Éditions du Carrefour y dirigida por Georges Ribemont-Dessaignes; e Imán, revista de la argentina Elvira de Alvear, singular figura de un París latinoamericano al que también perteneció el pintor constructivista uruguayo Joaquín Torres-García, que lo retrató en 1931.
Huidobro, próximo a cubistas, dadaístas y surrealistas, fue un protagonista clave de la vida cultural del París de los años diez, veinte y treinta, algo de los que nos hablan sus múltiples publicaciones, sus contactos en todas las direcciones, y su presencia entre los protagonistas de los bailes de máscaras de la Salle Bullier, en Montparnasse. En España y América su influencia sería inmensa, y decisiva en la génesis del ultraísmo. En París está pendiente una gran exposición que reivindique su papel.