Inicio:Antiguo emplazamiento del Consulado de España |
Fin:Colegio de jóvenes españoles |
«Reformistas, liberales, afrancesados… separados ideológicamente, unidos en contra del rey, exiliados en Burdeos»
Entre 1813 y 1823 centenares de disidentes, entre ellos tres alcaldes de Madrid, numerosos nobles, Goya, e incluso un virrey de México, se instalaron en Burdeos tras ser expulsados de España por Fernando VII. Divididos entre reformistas ilustrados, liberales revolucionarios y afrancesados, estaban enfrentados ideológicamente pero unidos por su antiabsolutismo y por ser emigrados políticos por oponerse a su rey.
Los liberales españoles consideraban al Consulado de España en Burdeos como un lugar peligroso porque el Cónsul recibía información sobre sus actividades de parte de la policía francesa. Uno de los prefectos llegó a sugerir que los afrancesados y liberales españoles, por ser antimonárquicos y no aceptar ni al rey de España ni al de Francia, debían ser «confinados en una fortaleza de una ciudad de Flandes como prisioneros de guerra». Uno de los más vigilados era el dramaturgo Leandro Fernández de Moratín quien ocupaba un palco en el Gran Teatro vecino al del prefecto de Burdeos, lo que éste consideraba como una «desfachatez» por su parte.
Aunque de acceso restringido, se recomienda desplazarse al antiguo Colegio de los Jóvenes Españoles (Hôtel Barada) y a la actual sede de la Prefectura, antiguo Palacio del Mariscal Richelieu, en los que residieron algunos de los más destacados intelectuales y artistas españoles exiliados en Burdeos como Manuel Silvela, Goya o Moratín quien decía que en el Jardín de la Prefectura se sentía «como Adán en el paraíso». Un paseo por los tres puntos de la ruta en el Cours de l’Intendance que desemboque en la Plaza de la Comedie, donde se ubican el Gran Teatro, que frecuentaba Moratín, y la elegante residencia del Marqués de San Adrián y muy cerca la Iglesia de Notre Dame, pueden resumir muy bien la esencia de la ruta.