
La calle donde vive Horacio Oliveira.
Pero en el sueño, la sala con las dos ventanas que daban al jardín era a la vez la pieza de la Maga; el olvidado pueblo bonaerense y la rue de Sommerard se aliaban sin violencia […] En ese momento el sueño de Oliveira se había despertado, tal vez porque la Maga había pasado una pierna por entre las suyas […] Tal vez el verdadero sueño se le apareció en ese momento cuando se sintió despierto y meando a las cuatro de la mañana en un quinto piso de la rue du Sommerard.
(Capítulo 123)