Compartir 
El pintor y boxeador, Sérvulo Gutiérrez entabló amistad con César Vallejo en París, poco antes de que éste falleciera, en 1938. Se cuenta que hasta improvisaron un dúo musical. Vallejo tocaba la guitarra y Sérvulo cantaba en las calles y que luego pasaban el sombrero, lo que les permitía amenguar sus penurias económicas. Claudine Fitte fue su primera mujer, y el gran amor del pintor. Con ella vivió en Buenos Aires y Lima entre 1940 y 1946. Claudine Fitte murió en 2009. Según Fernando de Szyszlo, Sérvulo Gutiérrez fue el mejor pintor peruano del s.XX.
«Me convertí en un bohemio en París. Verá. Me casé a los 24 años con Blanca Varela y al día siguiente nos embarcamos en el Reina del Pacífico en tercera clase para después de 28 días llegar a Francia. Gracias a la autorización de mi padre para que recogiera yo un resto de derechos de autor de la editorial Plon pudimos subsistir con bastante escasez. Vivimos en París (del 49 al 55) con 90 dólares al mes. Era la postguerra. Había racionamiento de azúcar y café. Claudine Fitte, la primera mujer de Sérvulo Gutiérrez, nos alquiló un apartamentito en el Quartier Latine. Hacíamos dos comidas al día, un desayuno tardío y una cena casi siempre de tallarines.
Coincidíamos en materia artística en casi todo. Discutíamos mucho pero no peleábamos. Quizás nos habíamos casado demasiado jóvenes. Es muy difícil que dos temperamentos artísticos puedan coexistir ya que uno de los dos, suele ocurrir, acaba ocupando más espacio que el otro. A Blanca le faltaba aire y no era una esposa convencional y rutinaria. En política ella era más radical que yo y por ende menos tolerante. Yo soy socialdemócrata y liberal a un tiempo aunque parezca paradójico. La recuerdo siempre con enorme cariño pero la realidad es que éramos demasiado inmaduros para haber podido formar una unión muy salida».
Entrevista a Fernando Szyszlo, revista Caretas. 08/04/2010
