A su llegada a París, Joaquín Rodrigo vivió en casa del pintor valenciano Francisco Povo (1889-1960) , quien ya exponía en las mejores galerías del momento.
«Conocí al pintor Povo que usted conoce. Este señor conocía mucho a mi mamá, por lo tanto, con una exquisita amabilidad que nunca agradeceré bastante, se ha apresurado a poner su casa a mi disposición, casa grande, confortable (…)»
«Corremos toda la casa y trabajo en el salón, donde está la estufa central y el piano sobre el bulevar de Estrasburgo. He dicho trabajo por decir algo; junto a una chimenea que, por añadidura está al lado de un diván y teniendo por fondo los grandes «boulevards» ¿quién trabaja querido don Eduardo? Comprende Vd. mis vivas a París?»
En esta misma carta, el pintor Francisco Povo escribe unas letras:
«Ya sabe usted que junto a mí tengo a un nuevo amigo que parece ya viejo, tanto estamos identificados en todo. Joaquín Rodrigo es la amabilidad en pijama, y lo mismo ejecuta maravillosamente trozos de música suya y de los demás que me gana dos francos al tute. Mi mujer está encantada de su música y yo encantado de regalar mis oídos mientras pinto.»
Carta de Joaquín Rodrigo a Eduardo López-Chávarri 10 de noviembre de 1927