Las últimas páginas de la primera parte de Rayuela relatan una borrachera de Oliveira que se une a los «clochards» (vagabundos) que solía observar con la Maga.
»El nuevo se acordaba de las tardes en que la había visto abrazada a Célestin en todos los bancos y pretiles del Pont des Arts, en la esquina del Louvre frente a los plátanos como tigres, debajo de los portales de Saint Germain l’Auxerrois, y una noche en la rue Git-le Coeur, besándose y rechazándose alternativamente, borrachos perdidos (…) metiéndose al final por la rue de Nevers, y entonces la Maga había dicho: Es ella la que está enamorada» (capítulo 36)
«¿Qué venía yo a hacer al Pont des Arts? Me parece que ese jueves de diciembre tenía pensado cruzar a la orilla derecha y beber vino en el cafecito de la rue des Lombards (…)» (capítulo 1)
Rayuela