Pegada al Palacio de Justicia se halla la plaza Dauphine, uno de los lugares más entrañables de la capital. Allí vivieron Yves Montand, Simone Signoret, Régis Debray y otras figuras destacadas. En su libro «Confieso que he vivido», Pablo Neruda cuenta: «Allá vivía el escritor francés Alejo Carpentier, uno de los hombres más neutrales que he encontrado. No se atrevía a opinar sobre nada, ni siquiera sobre los nazis que ya se le echaban encima a París como lobos hambrientos».
En un viaje a Cuba descubrí un cruce de cartas entre el chileno y el cubano, de cuando éste era Director de Publicaciones Nacionales de Cuba. En la primera, Carpentier solicitaba a Neruda los derechos para editar «Residencia en la Tierra». En su contestación el futuro premio Nobel una suma de telares astronómica para la economía cubana. Carpentier insistió en otra carta: Julio Cortázar nos cedió todos los derechos. A lo que Neruda replicó: «Es que me lo exige el agente literario»
Ramón Chao