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Antes de convertirse en un relamido bar de turistas, La Coupole era un lugar de encuentro de artistas, escritores, filósofos, cineastas y poetas. De aquel antiguo esplendor espigamos algunas citas de Jorge Edwards, quien compartió la genuina bohemia de La Coupole con Sartre, Beckett, Ionesco, Buñuel, Cortázar, Neruda o Matta:
La Coupole de siempre, en el Boulevard de siempre.
(Adiós, poeta, p. 162);
Había que desquitarse con una «cazuelita», es decir, una buena sopa de pescado, un estofado, unos pies de cerdo, regados por alguna noble botella de vino de Borgoña, en La Coupole de nuestras noches.
(Adiós, poeta, p. 165)
Pilar y yo estábamos una noche de fin de semana en La Coupole, en el corazón agitado de Montparnasse.
(Adiós, poeta, p. 265)
