En 1823, en los hoteles de Burdeos, se oía sobre todo hablar en español. Negociantes de filiación liberal, burgueses y diputados de las extintas Cortes constitucionales, hacían vida en sus salones y frecuentaban los cafés cercanos. En este hotel vivieron entre otros, la familia política de Goya y el sacerdote amigo del pintor, Bernardino Amati.
“Sacerdote que vive en Burdeos, en (…) hotel Quatre Parties du Monde, Diputado en Cortes por Méjico, hombre prudente. Llegado a Burdeos en octubre de 1823, exiliado, por haber votado el derrocamiento de Fernando VII (..) pasa los días leyendo y escribiendo y las noches en el café du Commerce”. (Informe de Policía, 1824)