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En este hotel Gabriel García Márquez trabajaría sobre su novela clásica neorrealista El coronel no tiene quien le escriba (en la novela el protagonista colombiano leería las noticias acerca del lejano e incomprensible affaire de Suez, un acontecimiento que el autor estaba viviendo más de cerca en el momento de escribir el libro). Gabriel García Márquez pasaría más de año y medio en el Hôtel de Flandre, gracias a la bondad de la misma Madame Lacroix que, años más tarde, cuidaría a Mario Vargas Llosa en el cercano Hôtel Wetter. (La zona en que viviría Vargas Llosa en París entre 1959 y 1966 sería casi idéntica a la de Gabriel García Márquez en su primera estancia. Vargas Llosa pasó un mes en París en enero de 1957 a la edad de 21 años y así coincidió por única vez en la capital francesa con su futuro amigo: conocería a Gabriel García Márquez en Caracas en 1967 y viviría a una cuadra del colombiano en Barcelona a partir de 1972).
Frente a la buhardilla de Gabriel García Márquez, en el Grand Hôtel Saint Michel, en el momento de su llegada, estaba no solamente su amigo colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, sino el poeta cubano Nicolás Guillén:
«Vine a París por primera vez una helada noche de diciembre de 1955. Llegué en el tren de Roma a una estación adornada con luces de Navidad, y lo primero que me llamó la atención fueron las parejas de enamorados que se besaban por todas partes. Éramos tantos los fugitivos, de tantos patriarcas simultáneos, que el poeta Nicolás Guillén se asomaba todas las madrugadas a su balcón del Gran Hotel Saint Michel, en la calle Cujas, y gritaba en castellano las noticias de Latinoamérica que acababa de leer en los periódicos. Una madrugada gritó: Se cayó el hombre. El que se había caído era sólo uno, por supuesto, pero todos nos despertamos ilusionados con la idea de que el caído fuera el de nuestro país»
GGM, «Desde París, con amor», El País, Madrid, 29 de diciembre de 1982.
(Ver GGM, Notas de prensa 1980-1984).
