Compartir 
El barrio de la Bolsa en general, y esta galería en particular, eran lugares predilectos de los paseos del autor. En el insuperable relato «El otro cielo», la galería parisina se comunica física y sincrónicamente en el siglo XIX con la porteña Galería Güemes de la calle Florida del siglo XX. Y, de ahí, una investigación metafísico-policial que hay que releer al menos una vez al año.
«Yo me paseo mucho por la orilla derecha, en la zona de la Place Notre Dame des Victoires. Por ahí vivió y murió Lautréamont, y es casi increíble que algunas calles, algunos cafés, y sobre todo las galerías cubiertas conserven hasta ese punto su presencia. La Galerie Vivienne, por ejemplo, está tal cual pudo conocerla él en 1870. No han tocado nada, tiene sus estucos de mal gusto, sus librerías de viejo cubiertas de moho, sus vagos zaguanes donde empiezan escaleras cuyo final es imprevisible, y en todo caso negro y siempre un poco aterrador. […] A lo mejor escribo un cuento largo [El otro cielo], que sucederá en ese barrio».
De una carta a Paco Porrúa, 5 de enero de 1964
