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Fue en ese estudio al cual el malagueño acababa de trasladarse, y que ocupó por poco tiempo, donde en 1916 Ramón visitó a Picasso, al cual al año siguiente homenajearía en Pombo, y al cual dedicó el capítulo «Picassismo» de Ismos.
«En 1916 vive en un pequeño hotel de la rue Victor Hugo, donde voy a visitarle. […] Todo el piso de arriba estaba lleno de ídolos pegados a la parte baja de las paredes, como niños negros en un colegio de ídolos infantiles. Picasso adelantó hacia mí a algunos de los mejores como maestro que presenta a sus alumnos más aventajados».
(Automoribundia) Ramón Gómez de la Serna
