«Blanca y yo nos casamos el 19 de agosto de 1949 y ese mismo día nos embarcamos a París (…) ¿por qué nos casamos así? Simplemente queríamos irnos a París, quizá porque no nos atrevíamos a ir solos, cada uno por su parte. era una gran aventura. Planeamos todo, no fue algo precipitado. (…) La verdad es que Blanca y yo estábamos más asustados que plenamente felices. Todo empezó a gestarse porque muchos de nuestros amigos ya se estaban yendo al extranjero. (…) Hubo una diáspora de mis mejores amigos. Las cartas de Eielson nos animaban a ir ¡Qué locura no haberlas conservado! Me empujaban todos los días a ir a París, tenían dibujos y descripciones de exposiciones, recuerdo la de Calder. (…) El barco llegó a La Rochelle en septiembre de 1949 y de ahí, tomamos un tren que nos dejó en la estación de Austerlitz donde nos estaban esperando Jorge Eielson y Pepe Bresciani. Por fin estábamos todos juntos de nuevo, ¡y en París!». La vida sin dueño de Fernando de Szyszlo
«Después esta joven que fui se fue con un joven y pobre pintor a pasear por París y ése fue un largo y definitivo paseo que duró algunos años. Cuando Jorge Eielson y Pepe Bresciani nos recibieron a Szyszlo y a mí en la estación de tren en París, y nos llevaron a un mal oloroso hotelito de la Rue Casablanca en pleno quinzième, lloré todas las noches por lo menos durante un mes. Pobre niña provinciana, no me imaginaba la suerte que tenía»
Blanca Varela