Jorge Edwards fue testigo de la efervescencia estudiantil de Mayo del 68 y sus testimonios fueron la fuente de los primeros artículos que se publicaron acerca del 68 parisino:
»Una tarde íbamos con Pilar, que había llegado a reunirse conmigo en París, en el metro, rumbo al barrio del Marais. El convoy se detuvo en la estación de Saint-Michel, centro del Barrio Latino; se abrieron las puertas, y entró a la carrera un grupo de jóvenes agitados, descamisados, que se reían y tenían lágrimas en los ojos. Eran los primeros gases lacrimógenos de la rebelión estudiantil del mes de mayo».
(Adiós, poeta, p. 179)